31 agosto, 2007

Del agobio y otros malestares

La versión de "La gata sobre el tejado de zinc caliente" que se ofrece desde hace algunos meses con éxito en la sala El portón de Sánchez es una muestra de cómo entender un clásico, aquella pieza que aún en su distancia temporal puede seguir interpelando al espectador.

Tennessee Williams fue un artesano a la hora de abordar la interioridad en estado de ebullición, sus criaturas son seres atormentados que, a la vez, reflejan las contradicciones sociales de un tiempo y un espacio que les resultan adversos. Verdaderos personajes-paradigmas, justamente porque sus mundos interiores entran en tensión con el contexto, representarlos son un gran desafío. Es imposible, por ejemplo, no evocar a Blanche du Bois sin pensar quienes fueron las actrices que asumieron su rol. Por fortuna, en la puesta de esta obra el experimentado Oscar Barney Finn ha logrado de sus actores elogiosos trabajos. La sala le provee un largo espacio que delimita el "afuera" del "adentro" (la habitación matrimonial de Brick y Margaret), que el director supo aprovechar para hacer aún más precisa esa delimitación.

La historia se centra en el agobiante cumpleaños del padre de Brick (Antonio Ugo). En la habitación de su hijo, Margaret implora a su marido que vuelvan a intimar. La empuja la necesidad de ser madre para poder "hacerle frente" a sus múltiples sobrinos, puesto que si logra quedar embarazada antes de la cercana muerte de su suegro, es probable que una porción de su herencia termine en sus manos. Esta síntesis ejemplifica el estado de tensión que Williams impone a sus personajes, que nunca pueden deslindarse de un pasado para constituir un futuro. El hombre, esquivo a la necesitad femenina, se autodestruye con un whisky tras otro, ante una demanda con la que no se siente identificado y la muerte de un amigo cercano que esconde más de una revelación.

No sólo en el buen uso de la amplitud espacial Barney Finn construye una puesta interesante. El aporte de las luces y el juego que establecen con las cortinas verticales que se imponen en el fondo les permite a los intérpretes ingresar al espacio central de manera difusa, disolviendo los límites entre privacidad y sociabilidad que Williams repudió por disminuir la valoración del deseo de los hombres. Sólo un tocadiscos que debería girar y no lo hace pone en riesgo la construcción realista que este tipo de dramaturgia impone.

Son elogiables todas las actuaciones, pero es necesario destacar los trabajos de Paulo Brunetti (Brick), Antonio Ugo (el padre), Fabiana Falcón, y Agustina Lecuona (Maggie), cuya dualidad de su personaje (moral, psicológica) se ve enriquecida por los matices que despliega su composición.

Ezequiel Obregón

Autoría: Tennessee Williams
Actuaciones: Gustavo Böhm, Paulo Brunetti, Ana María Casó, Fabiana Falcón, Agustina Lecouna, Antonio Ugo
Vestuario: Mini Zuccheri
Diseño de peinados: Ricardo Fasan
Diseño de escenografía: Emilio Basaldúa
Diseño de luces: Roberto Traferri
Prensa: Walter Duche, Alejandro Zárate
Producción ejecutiva: Fernando Madedo
Dirección: Oscar Barney Finn
EL PORTON DE SANCHEZ
Dirección: Sánchez de Bustamante 1034
Teléfono: 4863-2848
Entrada: $25,00 / $15,00 - domingo y viernes - 20:00 hs

EnSinapsis regala entradas a sus lectores

En este número los invitamos a ver Comunidad, de Carolina Adamovsky, con Percy Jimenez, Fabián Brill, Julián Vilar, Alejandro Zingman, Paul Match y Javier Rodríguez. La obra se presenta en el Espacio Callejón , Humahuaca 3759, los sábados a las 22 hs. "A través de un cuento de Kafka este trabajo habla de las relaciones humanas, sin pronunciar palabras".
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También los invitamos a ver una de las obras integrantes de la Trilogía del Nazismo, de la autora Patricia Suárez. Se trata de "Edgardo practica, Cósima hace magia", una comedia negra que muestra el hastío de un matrimonio alemán que oculta los cuadros que pintó Hitler, y está protagonizada por José Maria López y Adela Gleijer. El elenco está compuesto por José Maria López, Adela Gleijer, Viviana Suraniti, Hugo Moujan. La función es el sábado a las 21 hs. en el Teatro Del artefacto, Sarandi 760.

¿Cómo obtener uno de los dos pares de entradas? Es muy sencillo: deben escribir a ensinapsisblog@gmail.com y dejar un teléfono para que nos comuniquemos a la brevedad. ¡No dejen de escribir!

Antes muerto: los policiales de los 40` han regresado; entre Humprey Bogart y Gilda

Ni bien comenzado el espectáculo vemos un cortometraje que dará pie a la acción de la obra, a través de las ventanas de un hotel. En las habitaciones 322 y 325 se encuentran los dos amantes que se han jurado venganza.

Moro Anghileri representa a una femme fatale, vestida de largo; y Carlos Portaluppi es su ex pareja, un matón a sueldo. De allí en más presenciaremos los tópicos de las películas de esa época. Con evocaciones de algunos diálogos de Casablanca (1942); Gilda (1947) y un representante local del cine negro como Pasaporte a Río (1948), la pieza es novedosa en su enfoque, el tema es inusitado en el teatro nacional.

La escenografía y el vestuario denotan una gran inversión en producción. Más allá de los diálogos eróticos que sostienen los personajes, la coreografía cuenta con los pasos de baile de los films de aquella lejana época que le aportan un encanto familiar a los cinéfilos. Es por eso que esta obra se apoya en una cuidada investigación y reconstrucción de los tiempos de oro del cine clásico. Un fuerte incienso transforma a los actores en figuras de celuloide, a través de la cuidada iluminación y diseño de sonido.

La música original de Adrián Iaies también aporta su ingrediente en relación a los climas de la lograda puesta. Carlos Portaluppi se luce como el mafioso típico de las películas de ese momento. Es un logro haber rescatado ese genero (el film noir), que ha sido reelaborado por el cine, pero no recordamos que haya sido abordado por el teatro argentino reciente.

La película que abre y cierra la obra también está filmada según los códigos del policial negro, y es un paisaje a la vista. Hay que saludar intervenciones artísticas como ésta que se basan elementos poco comunes para construir su ficción.

Silvia Sánchez Urite

Antes muerto de Moro Anghileri, con la colaboración de Raúl Marcos y Leandro Morgenfeld
Actuaciones: Carlos Portaluppi y Moro Anghileri
Música original: Adrián Iaies
Puesta en escena: Moro Anghileri- Patricio Álvarez Casado- Mara Bestelli
Dirección de actores: Mara Bestelli
Asistente de Dirección: Marcelino Bonilla
Dirección de Arte: Romeo Fasce- Luciana Quartaruolo
Iluminación: Fernando Berreta
Diseño de Vestuario: Gric Vidal
Diseño de Sonido: Martín Porta
Coreografía: Darío Dorzi
Maquillaje: Manuela Schedlbauer- Eli Stuzbercher
Mezcla y Masterizaciòn: Delio Brizuela- Adriana Maestri
Iluminotecnia: Mabel Rosati
Armas: Tom Cundom
Prensa: Duche- Zarate
www.antesmuerto.net.ar
www.moroanghileri.com
Película: www.rebolucion.com
Producción: Rebolucion- Patricio Álvarez Casado- Yamila Bortnik
Viernes y sábados a las 23.30 en Beckett Teatro, Guardia Vieja 3556 - Tel: 4867- 5185 - Entradas: $ 20

A propósito de Bodies

Mi campo de análisis no es el de las artes plásticas, área que respeto y valoro. No obstante, creo que la muestra Bodies invita a repensar cuestiones válidas para todos que, no necesariamente, poseen un conocimiento exhaustivo de las artes visuales.

Fui invitado a la apertura de la muestra hace algunas semanas. Era imposible no conocer su existencia, al menos para quienes transitamos esta ciudad de forma regular. Las gigantografías anunciaban una muestra que –entre otros calificativos- prometía ser “arte”. Ya de por sí es cuestionable la puesta en circulación de cadáveres, no porque sea inmoral la exhibición de un cuerpo inerte. El asunto, creo yo, es para quién.

Los cuerpos han sido conservados de tal manera que, si nos dijeran que son de plástico, no sería difícil creerlo. Me pregunto si la muestra es, acaso, una democratización de saberes. Para conocer el sistema reproductivo, ¿es necesario recurrir a un cuerpo? Alguien me dirá que no es lo mismo un cadáver que una reconstrucción con materiales no-humanos. Ahora bien, ¿quién puede demandar tan grado de realismo? Se me ocurre que sólo un estudiante de medicina que, dicho sea de paso, tiene a su disposición la morgue, un invento muy anterior a “Bodies”. Para el resto de los mortales ávidos de curiosidad están los museos, las enciclopedias, los manuales, que por fortuna son de fácil acceso hoy en día.

Reflexión sobre la muerte mediante el arte hay en los cuadros de Bacon, en las películas de ese loco genial que es Tim Burton, en los cuentos de Poe, y en un sinfín de artistas más. El arte se autonomiza cuando deslinda toda facultad práctica en pos de una funcionalidad netamente estética. Muestra de impacto, morbo aceptado socialmente, invitación a conocer el cuerpo humano de una forma poco tradicional: llámenlo como gusten. Pero arte, por favor, no.

Ezequiel Obregón
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Lugar: Abasto Shopping, Corrientes 3247 - Horario: lunes a domingos, de 10 a 22 - Entrada: $ 30. Estudiantes universitarios (con credencial o libreta) y mayores de 65 años, $ 24. De 3 a 12 años, $ 22. Escuelas: $ 17 por alumno.

La vida es juego

Uno de los mayores méritos del film de Abdellatif Kechiche reside en la manera en la que puede retratar la adolescencia de un grupo de jóvenes en un contexto desfavorable, introduciéndose en la vida de sus personajes de manera tan cercana. La mirada del realizador capta de forma íntima las vivencias de estos adolescentes habitantes de un suburbio francés, bien distinto a la postal que todos conocemos. Sus encuadres se detienen en gestos y diálogos en apariencia banales que, en verdad, mucho tienen para decir de lo que la sociedad (llámese políticos y padres, casi ausentes) hicieron con ellos.

Film de contrastes (los nativos, los extranjeros; los adolescentes, los adultos), “Juegos de un amor esquivo” hace del ensayo de una obra de Marivaux uno de sus epicentros narrativos. En esos ensayos la bella y caprichosa Lydia (Sara Forestier) capta la atención de Krimo (Osman Elkharraz). En clases el muchacho no necesita estar tan cercano a ella, pero en la pieza no puede esquivar su mirada. Krimo es retraído, tímido, mientras que Lydia es desbordante, verborrágica, consciente de su encanto y dispuesta a todo para no perderlo. El enamoramiento del joven y su imposibilidad para entablar un diálogo con ella para “aclarar las cosas” denotan al mismo tiempo un conflicto con el medio: Krimo no puede aprenderse la letra de la obra pero tampoco puede avanzar en sus conocimientos, comprender un mundo que en breve le será aún más adverso.

El film –premiado con el Premio Especial del Jurado del BAFICI 2005- logra una puesta coherente con la percepción de los personajes. La puesta en escena alterna planos cerrados en los escenarios interiores y planos de gran amplitud en las secuencias exteriores, marcando de forma más tajante la diferencia de ambos espacios, haciendo objetiva la necesidad de “salir afuera”. Los cortes –abruptos en su mayoría- devienen de los movimientos de los actores que, hay que decirlo, son tan espontáneos como convincentes.

Esa ominosidad en estado de latencia que Krimo comienza a advertir en el mundo familiar adulto no impide que ellos jueguen, se enamoren, y se diviertan como cualquier adolescente. Lo que el guión marca es la imposibilidad de los más débiles (ya sea por cuestiones de aprendizaje o por sufrir de xenofobia) de poner a prueba sus deseos y sus cualidades. La obra que ensayan es –al mismo tiempo- el contraste más metafórico. Marivaux tiene tan poco que decir de Krimo como éste de un país que le resulta desconocido, pero cuyos efectos políticos comenzará a padecer.

E.O.

Juegos de amor esquivo ( L´esquive, Francia/2003). Dirección: Abdel Kechiche. Intérpretes: Osman Elkharraz, Sara Forestier, Sabrina Ouazani, Nanou Benahmou, Hafet Ben-Ahmed, Aurélie Ganito, Carole Franck. Guión: Abdel Kechiche. Adaptación y diálogos: Ghalya Lacroix y Abdel Kechiche. Fotografía: Lubomir Bakchev. Edición: Ghalya Lacroix y Antonella Bevenja. Presentada por IFA. 117 minutos.

Contundente ópera prima documental

M de madre, de montoneros, de Marta. El mismo título anuncia que bajo una misma forma se desplazarán diversos puntos de vista, diversas maneras de acercarse a la realidad mediante la búsqueda de un solo objeto. En este caso, el objeto de investigación del realizador Nicolás Prividera es su propia madre, desaparecida durante la última dictadura militar.

"¿Qué si estoy enojado? Por supuesto que estoy enojado." Así de conciso es Prividera. Su enojo, aclara, no es sobre lo que "le pasó", sino sobre lo que "nos pasó" a todos. En su film, ese enojo y la convicción de que su punto de partida es una tragedia colectiva es lo único certero. Restan dos horas y medias de metraje en el cual el realizador, como si fuera un detective obsesivo, emprende una búsqueda que tiene como puntos centrales distintos organismos de derechos humanos, amistades de su madre, y personas que la acompañaron en su vida laboral. Marta Sierra trabajaba en el INTA, y el primero en ser acusado por Prividera es Jorge Zorreguieta, designado como primer titular de ese organismo bajo el gobierno de Videla.

La búsqueda está continuamente interpelada por imágenes de formato super 8 que muestran a una mujer de mirada intensa, aún muy joven. Esos insertos y dos imágenes potentes que abren y cierran el film son los únicos registros que no se relacionan con la investigación de Prividera, pero que duplican el "enigma-Marta" y operan en el relato como una objetivación de temas como la libertad, el deseo de reconstruir la imagen de la madre, y el pasado que se resiste a ser olvidado. Gran parte de las entrevistas permiten contrastar las distintas versiones sobre el destino de Marta, como si la búsqueda en vez de acercar a Prividera a su madre lo terminara distanciando. Pero esas divergencias reflejan la manera en la que el trauma repercute sobre la memoria colectiva, algo que el realizador enuncia al comienzo. Esto es visible sobre todo en los recuerdos relacionados con "Chufo", quien habría sido el militante de montoneros que capturó la admiración de Marta. En los testimonios sobrevuela la figura de la delación, con lo cual Prividera –que le dedica una buena parte del relato a ese asunto- pone el acento en el poder y la deslealtad también presente en el "otro bando".
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Obsesivo, con una puesta en la que se alterna continuamente el plano general y el primer plano, como si el registro audiovisual fuera una lupa, M sólo decae hacia el tramo final, cuando Prividera sobre-explicita algunos temas tratados en la primera hora. No obstante, su testimonio es valioso, y, junto a Los Rubios de Albertina Carri, es un nuevo aporte sobre hechos del pasado reciente.
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Ezequiel Obregón

M (Argentina/2007). Dirección: Nicolás Prividera. Cámara y fotografía: Carla Stella, Josefina Semilla, Nicolás Prividera. Montaje: Malú Herdt. Sonido: Damián Lorenzatti. Presentada por 791cine. Hablada en español. Duración: 150 minutos.

17 agosto, 2007

A las palabras, de Maru Cesanelli y Francisco Pesqueira

Que voy de vuelo

Francisco Pesqueira integra junto con Carlo Argento y Claudio Pazos el grupo que ganó recientemente el Premio Florencio Sánchez por su labor humorística: Carne de Crítica. Quien haya visto su espectáculo Lo frío y lo caliente se habrá sorprendido por la enorme ductilidad vocal del este actor, autor y cantante. Ahora, nos propone un recital bien alejado de esa tragicomedia cruel, un "reencuentro con la poesía expresiva, profunda e intensa" unida a la música.

En un pequeño tablado del museo (y a partir del domingo 19 de agosto en la sala teatral del mismo Larreta), Francisco Pesqueira construye climas y mundos con textos inmersos en las melodías de Favero, Serrat y Carballo, entre otros artistas populares. Por momentos, se limita a acompañar el tema con ademanes sencillos, y la intensidad se canaliza en el gesto y la mirada. Otras veces echa mano de algún objeto que guarda en el arcón - una casa pequeña, un pañuelo, un vestido, un muñeco - y realiza una breve puesta en escena para sumergirnos en el poema musicalizado. Sol De Raco (voz y piano) lo acompaña con calidad y gracia en este vuelo por el universo de Guillén, Pizarnik, Miguel Hernández, Pedroni... Con ella, otras voces femeninas - en este caso grabadas - también sirven de contrapunto a la del cantante e integran de modo natural, sin énfasis innecesarios, poesías, minibiografías y frases que entraman este espectáculo que se ha ido tejiendo ciudadosamente durante ocho años antes de ver la luz.

Lo que se disfruta y agradece es la forma en que se presenta la palabra poética: desnuda y sin solemnidad. Confiado en ella, enamorado de ella, Pesqueira la deja volar y sabe encontrar los momentos justos para producir un cambio de ritmo, hacer guiños a la nostalgia, insertar un recitado paródico para volver luego al puro lirismo. Como directora, Maru Cesanelli logró que esos momentos se ensamblaran sin quiebres y que primara la sobriedad en el conjunto: negro y algo de blanco en el vestuario, una silla y el baúl de donde surgen los elementos para tansportar mágicamente al espectador de una voz a otra bastan.

Con la sencillez que es fruto de una esmerada depuración, se nos ofrece una travesía; cada puerto depara un hallazgo que no cabe aquí revelar y será distinto para cada uno. El público de cualquier edad agradecido, encantado, se deja llevar en ese viaje que invita a volver a saborear "alas-palabras".

Clara M. Ibarzábal

Autoría: Maru Cesanelli, Francisco Pesqueira
Intérpretes: Francisco Pesqueira
Músicos: Sol De Raco
Voz en Off: Vicky Buchino, Maria Jose Demare, Silvina Garre, Georgina Hassan, Gachi Leibovich, Marikena Monti, Ligia Piro, Mónica Posse, Elena Roger, Julia Zenko
Vestuario: Ricardo Ayala
Edición de sonido: Ramiro Pettina
Fotografía: Laura García Garriga
Asistencia de dirección: Joaquín Stringa
Dirección: Maru Cesanelli
Web: http://www.alaspalabras.blogspot.com/
TEATRO LARRETA
Mendoza 2250
Teléfono: 4-783-2640/4-786-0280
Web: http://www.museos.buenosaires.gov.ar
Entrada: $10,00 - domingo - 19:30 hs

Antes, de Pablo Messiez: el abismo antes de la adolescencia

Francisa es una niña de 12 años conmocionada por el inminente casamiento de su hermano mayor. Pasa todo un día en la cocina con Bere, la mucama ("fea, gorda, tuerta, negra") y su primo Juani, menor que ella.

Los espectadores asistimos a diálogos sobre la vida, el amor, la belleza, y el casamiento, que sostienen los tres personajes. Francisca utiliza un tono melodramático que siempre es rematado por el "sentido comùn" que aporta el sarcasmo de Bere. Mientras tanto, Juani se halla en un momento de ambigüedad sexual.

Estas situaciones son atravesadas por una vinculación con el teatro post dramatico, en donde los actores/personajes cuentan el fin de su infancia a partir de la muerte de sus abuelos.

La escenografìa rinde culto a la decoración más berreta de principios de los 80, basada en el color naranja del empapelado con flores, del típico mueble de cocina, junto con una antigua heladera Siam que contiene sandwiches de pan lactal. Hay también una recuperación retro de íconos pop como Carmen Miranda y Barbra Streisand en la banda de sonido.

Ante la crisis pre-adolescente de Fran, Bere le responde con canciones de Julio Iglesias, a modo de refrán. Esto implicaría la sabiduría popular, puesta en los años vividos por Bere que le otorgan más autoridad que a un psicoanalista en relación a la experiencia vivida. También está presente el desnivel de la clase social. Y el desamparo de los dos chicos.

Los actores confiesan: "Quiero jugar un rato; traje a unos amigos que me van a ayudar" en el cruce entre ficción y realidad. La escenografìa con límites desdibujados en los bordes nos da la idea de un juego, y reafirma el lugar de la verdad actoral. La obra está cruzada por la ironía y el humor, pero contiene profundas reflexiones desde la voz de estos tres seres que buscan su lugar en el mundo. Con las excelentes actuaciones de Diego Gentile, Javier Rodríguez y Lorena Romanin, los diálogos suenan espontáneos. Resulta placentero captar el goce de los actores en escena.

Silvia Sánchez Urite

Antes. Para Carson Mc Cullers
Dramaturgia y Dirección: Pablo Messiez
Intérpretes: Diego Gentile, Javier Rodriguez, y Lorena Romanin.
Asistencia Artìstica: Lucía Tebaldi.
Escenografía y vestuario: Mariana Tirantte.
Asistencia de Escenografìa: Florencia Frías.
Producciòn Ejecutiva: Florencia Wasser
Prensa: Duche & Zàrate.
Diseño gràfico: Mariana Polotto.
Viernes a las 21. 30 en El Camarín de las Musas- Mario Bravo 960
Reservas. 4862- 0655- Entradas: $ 15- Estudiantes y Jubilados: $ 10

EnSinapsis regala entrada a sus lectores

Hola amigos lectores, en esta oportunidad las entradas son por partida doble. Regalamos dos pares de entradas para dos notables espectáculos de la cartelera teatral. En el primer caso, se trata del elogiado espectáculo de Bernardo Cappa, "El aliento". Esta desopilante obra expone a un numeroso grupo de talentosos actores que ponen el cuerpo para representar a dos elencos, uno argentino y el otro ruso, en un mismo proyecto cinematográfico de bajo presupuesto. La obra puede verse los sábados a las 23 hs. en el Teatro del Abasto, Humahuaca 3549.

La segunda propuesta es "Teatro para pájaros", una obra de Daniel Veronese: "Teatro dentro del teatro. Tres parejas del ambiente teatral se reúnen y sacan a relucir sus brillos y miserias. En un futuro cercano la idea es que cada actor saque papelito antes de cada función y haga un nuevo papel cada día". Esta obra puede verse en el Teatro del Pueblo, los sábados a las 23:30, Roque Sáenz Peña 943.

¿Cómo obtener las entradas? Es muy sencillo, deben escribir a ensinapsisblog@gmail.com y dejar su nombre y un número de teléfono, a la brevedad los llamaremos.

No dejen de ver "El aliento" y "Teatro para pájaros".

Sobre la búsqueda de la felicidad

En el nuevo film de Marcos Carnevale asistimos a una amplia cantidad de temas a los que -sin conocimiento previo de la trama- podemos considerar “importantes”: la adopción de un niño, la madurez, las enfermedades terminales, la separación de padres e hijos, y la lista sigue... Cuesta imaginar cómo es posible que ni uno de esos temas haya encontrado en “Tocar el cielo” un mínimo tratamiento que lograra aminorar el maniqueísmo que impera en todo el metraje.

El relato deambula entre Madrid y Buenos Aires, de un lado y de otro hay personajes que terminarán reencontrándose. La primera secuencia muestra un fin de año en el cual Gloria (Betiana Blum) orquesta una vieja tradición, que consiste en anotar un deseo en un papel y atarlo a un globo, para que éste ascienda al cielo y desde allí se haga realidad. En Buenos Aires, Imperio, su ex suegra (China Zorrilla) elige no hacerlo (la trama resaltará esa elección, más adelante). Su desencanto con la vida le ha quitado la facultad de pedir cosas, aunque sea de una manera tan gráfica. De ese modo opera el guión: por contraste. Habrá otras antinomias más (el nacimiento de una vida y la enfermedad terminal de Gloria es el caso obvio) que finalmente servirán como desencadenantes para que los personajes se enfrenten con sus carencias y puedan hallar un camino mejor. Por ejemplo Santiago (Facundo Arana), quien encontrará en el bebé que adopta junto a su amiga Amparo (que por motivos nunca explicados no puede ser madre, ¡bienvenida ambigüedad!) la posibilidad de ser un hombre responsable.

Muchas de las situaciones tienen un peso dramáticamente consistente si se las toma de forma aislada. Tal es el caso del encuentro entre Gloria y un murciélago en su departamento, situación que servirá para “pintar” el personaje sin caer en el subrayado. Pero la mayoría de las decisiones del guión no seguirán esa idea, optarán en cambio por diálogos en exceso melodramáticos, vueltas de tuerca muy poco efectivas, y una música que lejos de matizar lo que es bien explícito, convierte cada gesto en un acorde altisonante.

E.O.

Dirección: Marcos Carnevale
Guión: Marcos Carnevale, Lily Ann Martin, José Antonio Felez y Andrés Gelós
Intérpretes: Facundo Arana. Betiana Blum, China Zorrilla, Chete Lera, Montse Germán, Raúl Arévalo, Lidia Catalano, Sabrina Garciarena, Verónica Echegui.
Música: Lito Vitale

Soñar, soñar...

"Hairspray" es un bienvenido retorno al musical en su mejor forma, aquel en el cual los personajes se adueñan de la platea a fuerza de un alto poder de identificación y ductilidad en las escenas bailadas. En este caso, se trata de la adaptación de un espectáculo teatral, al mismo tiempo adaptación del film de 1988 del revulsivo John Waters. La nueva versión está "alivianada" de ciertos tópicos escatológicos y teñidos de incorreción política un poco a la deriva de sus primeros films, como "Pink Flamingos". Al mismo tiempo, resulta singular que esa nueva re-apertura a un público masivo dote a la última versión de una carga naiff en el tratamiento de ciertos temas (el racismo, la hegemonía del cuerpo perfecto) que la hacen más emotiva.
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La anécdota es la misma: Tracy es una adolescente de los ’60, vive en Baltimore y es de clase media baja. Su figura es bastante rolliza y tiene fanatismo por el programa televisivo Corny Collins Show, una suerte de Alta Tensión yanqui. Una vez por semana –y muy a pesar de la directora del programa- hay un "Nigro Day", en donde los negros ponen a prueba toda su destreza. Tracy (Nikki Blonsky, todo un descubrimiento) no se resigna a estar del otro lado de la pantalla, y pone en marcha todo su ánimo para alcanzar la popularidad, aún cuando su figura cause tanta irritación frente a los demás. Una vez cumplido su sueño, la directora (una Michelle Pheiffer extraída de un comic) hará lo imposible para que pierda su lugar en el certámen, en pos de mantener a su rubia y bobalicona hija en el aire.
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En su aparente liviandad, "Hairspray" no sólo ofrece un puñado de canciones pegadizas –una de las máximas del género-, sino que además ofrece una mirada sobre el despotismo de la moda, la corrección política del pueblo norteamericano, y la construcción del éxito. Las historias secundarias son amplias (la madre prejuiciosa, la chica enamorada del chico incorrecto, el matrimonio en crisis), pero los personajes están dotados de la suficiente gracia y peso dramático para poder llevarlas adelante. No sólo se destaca el elenco femenino, allí está el extravagente Christopher Walken emulando a Fred Astaire y John Travolta asumiendo el rol de la madre de Tracy... Para quienes disfrutaron de la versión de Waters, extrañarán a Divine, actriz-travesti fetiche del director, pero cierta subersión se mantiene intacta, si pensamos a Travolta como un ícono de la masculinidad cinematográfica.
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En conclusión, Hairspray es un musical distinto, con la sufuciente dosis de humor y una mirada política que –sin ser osada- se aleja de los estándares hollywoodenses. Las coreografías tienen toda la fuerza necesaria para capturar la mirada atenta del espectador y, pese a que la puesta en escena no siempre esté a tono con el ritmo impuesto por los bailarines, sus guiños a las películas de antaño pueden ser una bienvenida a los más melancólicos.
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Ezequiel Obregón
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Título original: Hairspray
Duración: 115 minutos
Clasificación: Apta para todo público
Género: Comedia
Actores: John Travolta, Michelle Pfeiffer, Nikki Blonsky, Amanda Bynes, Christopher Walken, Zac Efron y Elijah Kelley
Director: Adam Shankman
Director de fotografía: Bojan Bazelli
Guionista: Leslie Dixon
Montaje: Michael Tronick
Música: Marc Shaiman

Tras los pasos de Capote

Sería imposible pensar "Infame" sin tener en cuenta a "Capote". Rodadas simultáneamente, el film que le valió el Oscar a Philip Seymour Hoffman se estrenó antes, y este hecho modificará la visión del film de Douglas McGrath. Las fuentes de las películas sobre las que se escribieron los guiones son distintas (una adaptación de la biografía de Gerald Clarke en "Capote", una adaptación de la novela homónima de George Plimpton en "Infame"), pero los episodios narrados son los mismos.

Corría el año 1959. El excéntrico y ya famoso Truman Capote encontró en el New York Times la noticia de un sangriento episodio en Halcomb, un pueblo rural en donde una familia entera fue masacrada. Su atención se depositó de inmediato en aquel suceso, y viajó en busca de la "verdad", esa verdad que defendió y que buscó desplazar de la simple crónica periodística, llegando a ser el creador de la "non-fiction", género que busca narrar un hecho real mediante elaborados recursos literarios. Esa transición –formal, artística- tuvo su correlato en el mundo interior de Capote, convulsionándolo emocionalmente y –como varios analistan sostienen- marcando el fin de la etapa más creativa del escritor.

En este caso, el relato duplica los niveles de realidad y ficción mediante la inclusión de entrevistas a personajes (interpretados por los actores) que formaron parte de la vida de Capote. El formato elegido se relaciona con la forma más canónica de la entrevista, buscando acaso una mayor verosimilitud en el tratamiento del personaje principal. Pero ese rigor también se encuentra en los encuentros que mantiene Capote con la alta burguesía neoyorquina, que sirven como vidriera de la época pero al mismo tiempo refuerzan la visión del artista proclive a los chimentos, la "buena vida", y con un temperamento tan jocoso como irónico.

Una vez que Capote toma contacto con los dos asesinos, el film asume una puesta más intimista, y la tensión amorosa/sexual que se entabla con Smith (interesante actuación de Daniel "James Bond" Craig) se convierte en el epicentro del relato. Relación, por cierto, que permite que Toby Jones entregue los matices más ambiguos de su criatura, ansiosa de culminar su obra –que tendría un punto final insuperable con la ejecución de los criminales- mientras su fascinación por Smith aumenta.

Finalmente, "Infame" permite el lucimiento no sólo de Jones y Craig, sino que entrega un puñado de estrellas que cumplen más que dignamente sus roles, y cuyas apariciones van más allá de la "participación especial". Sandra Bullock interpreta a la confidente de Capote, la autora de Matar a un ruiseñor, con una contención de gestos y convicción a la que habituamente no nos tiene acostumbrados. También desfilan por la pantalla el director Peter Bogdanovich, Jeff Daniels, Hope Davis, Sigourney Weaver, Juliet Stevenson, Isabella Rossellini, y Gwyneth Paltrow (quien inicia la película cantando una canción de amor con notable encanto vocal). Mirar "Infame" puede convertirse en una rutina si el plan es ir a la búsqueda de las siete diferencias. Lo aconsejable en sentarse en el cine para descubrir matices. Pocas veces la cartelera nos entrega esta oportunidad.

Ezequiel Obregón.

Infame ( Infamous , EE.UU./2006). Dirección: Douglas McGrath. Intérpretes: Toby Jones, Daniel Craig, Sandra Bullock, Peter Bogdanovich, Jeff Daniels, Hope Davis, Sigourney Weaver, Juliet Stevenson, Isabella Rossellini, Gwyneth Paltrow. Guión: Douglas McGrath, sobre el libro Truman Capote , de George Plimpton. Fotografía: Bruno Delbonnel. Música: Rachel Portman. Edición: Camila Toniolo. Presentada por Impacto Cine. 118 minutos.

07 agosto, 2007

El frío y los otros

“Corazones”, el último film de Alain Resnais, esconde detrás de la nieve -omnipresente durante toda la trama- una mirada cálida sobre sus personajes. Todos ellos transitan un momento de fragilidad emocional. Ese tiempo que padecen los enfrenta de manera directa con sus soledades, ya sea arrojándolos a un ambiente cálido sin ninguna compañía, o funcionando como prolongación de un frío más interno. El film logra llegar a un término en el cual sentimos una profunda desesperanza, y parte de su mérito de conmoción se debe a la empatía que consiguen transmitirnos los actores.

Adaptación de una obra de Alan Ayckbourn, Resnais vuelve a utilizar (como ya lo hizo en la no estrenada “No en los labios”) el artificio teatral para exponer de manera eficaz el estado interno de los personajes, cuyos matices el guión irá exponiendo en sus respectivas rutinas. Está la pareja compuesta por el militar retirado Dan (Lambert Wilson) y Nicole (Laura Morante), el solitario agente inmobiliario (André Dussollier) y su hermana menor igualmente solitaria Gaelle (Isabelle Carré); Charlotte, la compañera del agente devota de la religión (Sabine Azéma), y el dueño de un bar al que asiste Dan cuyo padre despótico y enfermo es cuidado por Charlotte.

Las historias personajes de cada personaje se irán entrelazando de forma más o menos casual, y en cada acercamiento los personajes revelarán el peso de su agobio. El personaje más dual de la historia es Charlotte, quien detrás de su devotismo y candidez tiene un costado más desaforado sexualmente. Esa represión se pone en evidencia al terminar la cinta de VHS que le entrega a su compañero de trabajo, su enamorado, quien luego de mirar con algo de desprecio el programa de religión que Charlotte le presta se lleva una verdadera sorpresa. Pero todos intentan reprimir su angustia, y cuando lo hacen el destino los vuelve a poner en el lugar donde estaban.

“Corazones” expone de manera directa la manipulación a la que Resnais somete el destino de los personajes. La secuencia en la que la cámara toma en plano picado a Dan y Nicole es probablemente la prueba más cabal de esa manipulación. Pero este aspecto, lejos de disminuir a los personajes, los hace más verosímiles, más interesantes y, ciertamente, más queribles.

En el extremo inferior encontrarán el trailer de Corazones.

Ezequiel Obregón

Título original: Coeurs
Duración: 124 minutos
Clasificación: Apta para mayores de 13 años
Género: Comedia dramática
Actores: Sabine Azéma, Lambert Wilson, André Dussollier, Pierre Arditi, Laura Morante y Isabelle Carré
Director: Alain Resnais
Director de fotografía: Eric Gautier
Guionista: Jean Michel Ribes
Montaje:Hervé De Luze
Música: Mark Snow

Una broma que salió cara

“Ahora son 13” es lo más parecido a esas reuniones de amigos a las que uno asiste sin conocer a nadie. Todos se ríen, comparten guiños, y uno se queda allí: con una tímida sonrisa a un costado, cuando muy cada tanto algún comentario permite alguna risa espontánea.

Tercera parte de la saga que comenzó con La gran estafa, esta vez sin Julia Roberts ni Catherine Zeta Jones, este film muestra que su director, Steven Soderbergh es muy eficaz, que su destreza a la hora de conseguir planos secuencias que funcionen perfectamente sigue intacta, y que su dominio del tiempo cinematográfico es indiscutible. El problema es que en este film las ideas son reiteradas, y todo se termina pareciendo a un capítulo de “Los simuladores” extendido al doble de duración.

Aquí el jefe de la banda de estos simpáticos ladrones es estafado por el mafioso Willy Bank (no tan simpático, claro) compuesto por Al Pacino. Este aspira a ser quien domine el destino de Las Vegas, haciendo del hotel que inaugurará el epicentro de su ambición. Serán los personajes de Brad Pitt y George Clooney quienes tomen las riendas y orquesten la venganza.

De allí en adelante, el film se convierte en un tour de force de episodios en los cuales toda la banda irá sembrando incertidumbre sobre Bank, ya sea poniendo en estado de vulnerabilidad la seguridad del hotel, o haciéndole la vida imposible a alguna persona que debería pasarla muy bien... Así, entre “piolada y piolada” (alguna más divertida que otra, hay que admitirlo) transcurre “Ahora son 13”, un film que podremos apreciar en algunos años, durante algún domingo lluvioso por la gentileza de algún canal de cable.

Ezequiel Obregón

Ahora son 13 (Ocean s Thirteen , Estados Unidos/2007).
Dirección y fotografía: Steven Soderbergh.
Intérpretes: George Clooney, Brad Pitt, Matt Damon, Al Pacino, Andy Garcia, Elliott Gould, Bernie Mac, Don Cheadle, Casey Affleck, Scott Caan, Carl Reiner, Ellen Barkin, Vincent Cassel, Eddie Izzard, Julian Sands y David Paymer.
Guión: Brian Koppelman y David Levien.
Música: David Holmes.
Edición: Stephen Mirrione.
Diseño de producción: Philip Messina.
Duración: 122 minutos.

Ratatouille: en busca del gusto perdido

Este nuevo film de la empresa Pixar en asociación con Disney reconfirma que la técnica siempre puede ser bienvenida si contribuye al desarrollo de una historia. En ese sentido, encontramos en Ratatouille una historia que sin lugar a dudas atrapará a los más chicos, pero que al mismo tiempo desprende otros niveles de sentido que captarán la atención de los adultos. O tal vez esos adultos se retrotraigan a un tiempo en donde la fantasía era más familiar.

La historia tiene su acción antecedente en la villa en la que residen la rata Remy y su familia. El simpático roedor tiene un peculiar sentido del olfato, que al mismo tiempo utiliza para detectar comida envenenada y elaborar exquisitas combinaciones de alimentos. Su hedonismo por la comida le permite imaginar un mundo mejor, en donde el gusto no sea algo accesorio, sino que sea una manera de entender la vida mucho más placentera. Pero, claro está, Remy es una rata y sus deseos “naturalmente” deberán ser aplacados.

Su principal mentor es el gourmet Gusteau, quien muere luego de que un crítico despreciara el plato de su famoso restaurante parisino y redujera su categoría. Pero Gusteau volverá a la vida de Remy, esta vez como “voz de su conciencia”. Por un incidente que no revelaremos, el roedor terminará en el restaurante de su amigo imaginario, y allí tendrá la posibilidad de poner en práctica su talento. Para entonces, un hijo del ex dueño será beneficiado por su talento. Con la ayuda de Remy, evitará ser despedido por el despótico nuevo dueño.

“Ratatuille” es un film que suma puntos en la construcción de sus personajes. Tanto Linguini (el hijo de Gusteau) como Remy han sido privados de la posibilidad de mostrar su talento. La película enfatiza las cualidades de explotar la subjetividad, ya sea con una habilidad innata o con el poder del aprendizaje. Lo hace satirizando el despótico sistema de la moda, no sólo con una mirada despiadada sobre la mala crítica, sino con una trama que revaloriza el poder del hombre por sobre los mandatos sociales.

Remy es un personaje entrañable, portador de un pasado que justifica su ideal y una gracia a la que no sólo suma la excelente animación, sino también su poder heroico. El final nos llevará directo a la memoria involuntaria, ese legado proustiano que vuelve, como el sabor de una magdalena que abre un túnel hacia la felicidad.

Ezequiel Obregón

Título original: Ratatouille
Duración: 110 minutos
Clasificación: Apta para todo público
Director: Brad Bird
Guionista: Brad Bird
Montaje: Darren Holmes
Música: Michael Giacchino
Voces Originales: Patton Oswalt, Ian Holm, Lou Romano, Brian Dennehy, Peter Sohn y Peter O`toole.

Reproches constantes: el regreso del hijo pródigo

Emilia vuelve a su provincia, luego de su fracaso profesional. Lo reciben su hermano mayor y su mujer (Karina) con su hijo adolescente. La hermana de ella también llega en el mismo micro.

Desde el comienzo el aire se torna denso, enrarecido. El hermano pueblerino le reclama al otro su ausencia de casi 20 años. Mientras tanto, la hermana casada envidia el deambular por el mundo de la soltera (Edith). El chico adolescente, un border, sueña con sus dos pasiones: el fútbol y la música.

De ahí en más, de a pares o en grupo, comienzan los reproches constantes del título. El hijo pródigo vuelve vencido; la hermana liberal, también; en busca de una fraternidad que nunca existió. La hermana casada con el pueblerino se siente una outsider. Entre todos ellos, pólvora. Se van sucediendo las crisis neuróticas y depresivas de cada uno de los personajes.

Un punto notable es que la escenografìa (un póster cursi con palmeras y el mar) se contrapone a la imagen que contraponen los protagonistas del afuera de la casa; un viñedo en medio de las sierras.

Entre los dos hermanos y las dos hermanas existe un ambiente ríspido. Nadie contiene a nadie; hay desamparo y orfandad. El hermano recién llegado va a descubrir una historia desconocida que lo acecha desde su pasado. Pero ya es demasiado tarde para recuperarla.

Con muy buenas actuaciones, existen sin embargo algunas situaciones dramáticas que quedan inconclusas. Tal vez los temas que enuncia la obra son demasiados: el suicidio, el aborto, el abandono, la sexualidad, la paternidad. Se destacan las interpretaciones de Javier Drolas como el recién llegado y Violeta Urtizberea, como la hermana porteña.

Silvia Sánchez Urite

Reproches constantes. de Santiago Gobernori
Con: Edgardo Castro, Javier Drolas, Claudia Mac Auliffe, Julián Tello y Violeta Urtizberea
Asistente de Dirección: Clara Muschietti
Dramaturgia y Dirección: Santiago Gobernori
Viernes a las 21
En Abasto Social Club- Humahuaca 3649- Tel: 4862- 7205

Vitel Toné

En la nueva obra de Diego Faturos, asistimos a la celebración de la navidad en la terraza de un edificio. Los invitados no se conocen. Fueron convocados por un papel que apareció pegado en la puerta del ascensor.

Esta situación da lugar a que el espectador sea testigo del modo en que se plantean las historias cruzadas de personajes estereotipados: una mujer católica y conservadora, una joven irritantemente optimista, una solterona angurrienta, una joven apática que no puede dominar sus deseos sexuales. El comportamiento de estas mujeres se ve afectado y condicionado por la presencia de dos hombres: un minucioso de la pulcritud y la exactitud y el portero del edificio, el único que no puede ser “encasillado”.

Las historias de los invitados se suceden a lo largo de la fiesta a través de diálogos y monólogos en los que domina el ya conocido “cada loco con su tema”. Claro que en este caso también sería posible decir “cada loco tema”: los vecinos se comunican a partir de su gusto por escupir semillas de girasol o de su obsesión por el estudio de las hemorroides, entre otras cosas.

Podría suponerse que el encuentro de estos “seres que aunque solitarios no están solos” debería generar un punto de viraje en sus concepciones y en su manera de enfrentar el mundo. Esta situación se hace palpable en el transcurso de la reunión, sin embargo el final es una vuelta al punto de partida. Nada parece haber cambiado. Ni siquiera el brindis de noche buena puede llevarse a cabo.

La misma dejadez que hacia el final emanan los personajes por la acumulación que sufren de historias y sucesos sin resultado alguno se refleja acertadamente en la escenografía. Una terraza con tachos de pintura acumulados, algunas macetas sin plantas, mesas tiradas y sin sillas (las tienen que traer los comensales), un cartel arrumbado reza “se vende” y hasta hay una jaula de pájaros vacía.

Lamentablemente las actuaciones no logran sostener la obra. De todos modos resulta interesante el planteo de una apertura a universos individuales que, a pesar de estar ligados, deriva en la nada.

Agostina Salvaggio

Actores: Lucila Garay, Soledad Marchione , Franco Midú, Bárbara Molinari, Soledad Sauthier, Fabián Ruiz Verlini
Dramaturgia y dirección: Diego Faturos
Asistente de dirección: Nicolás Ortiz Elguea.
Funciones Viernes 20.30 hs, Puerta Roja, Lavalle 3636
Localidades $15. Reservas 4867- 4689

Orton o el derrumbe de “los pilares de la sociedad”: los 60

La obra de Joe Orton es de 1964 y esta puesta es un homenaje a la primera que dirigió con gran éxito Alberto Ure en 1968 con Tato Pavlovsky, Noemí Manzano, Jorge Mayor y Tacholas.

Joe Orton nació en Leicester en 1933 y falleció en Londres en 1969. Fue un trasgresor en toda su vida personal, un típico rebelde de la década del 60’. La burla a los viejos códigos morales de la sociedad burguesa y la ruptura con todo tipo de convencionalismos son las características de su vida y su obra. Su dramaturgia se completa, entre otras obras, con El botín (1965) y El rufián de la escalera (1966). Su muerte fue trágica: lo asesinó su compañero Kenneth Halliwell, quien a su vez se suicidó poco tiempo después. Estos episodios quedaron reflejados en una biografía escrita por el periodista John Lahr que el director británico Stephen Frears llevó al cine.

Con un espacio escénico acorde con el clima sugerido por Orton, un basural, un lugar anti-familiar, lo opuesto a una casa acogedora, el director Claudio Tolcachir (La omisión de la familia Coleman) lleva adelante una puesta en escena que actualiza la obra ubicada en principio en un Londres sesentista.

Esta farsa va ennegreciéndose poco a poco a través de un primer acto que prepara al espectador para un segundo acto, donde ya no hay risas, sino horror, angustia y estupor cruel. Si como dice Patrice Pavis, “La farsa debe su popularidad eterna a una gran teatralidad y a una atención fijada en el arte de la escena y de la técnica corporal, muy elaborada del actor”, aquí se cumple ampliamente a partir de la actuación de Alejandro Urdapilleta, Verónica Llinás, Osvaldo Bonet y Matías de Padova.

El Sr. Sloane es quien irrumpe en este lugar inhóspito con la excusa de buscar un lugar para vivir, porque es un pobre huérfano, pero detrás de su fachada esconde un hombre sin escrúpulos que reparte su sexualidad entre Kathy y Eddie, los dos hermanos que rivalizan por él. Kathy busca nuevamente un hijo que reemplace a aquél que le fue arrebatado, no se especifica demasiado cómo, fruto de su relación con Tommy, quien también fue amante de Eddie y –en apariencias- también fue asesinado. La obra se escribe, al decir de Jorge Dubatti, sobre las lagunas, sobre la ambigüedad. Kemp, el padre, es quien sospecha que el Sr. Sloane tiene un pasado turbio, el asesinato de un fotógrafo con quien Kemp trabajó. Tampoco esto queda demasiado claro.

Orton trabaja todo el tiempo con el concepto de lo siniestro, lo familiar, enunciado por Freud, y la desaprensión que aparece en los escritos de Tomas de Quincey. Si bien se mantiene en cuanto a estructura en los parámetros ibsenianos, significa lo opuesto, un realismo sucio que impregna la tragedia familiar.

En el programa de mano se citan algunos escritos de Orton en sus Diarios que son esclarecedores: “Las palabras, para que sean destructivas, no tienen que ser lógicas. Tienen que ser irrefutables.” También Orton hacía gala de su humor ácido cuando enviaba cartas a los diarios para aumentar aún más el escándalo que provocaban sus obras. Un ejemplo es la carta que escribe una tal Sra. Welthorpe, que no es otro que Orton:

“Como espectadora de teatro de toda la vida, no puedo sino mostrarme completamente de acuerdo con la condena generalizada a “Atendiendo al Sr. Sloane”. A mí misma me da náuseas tan repugnante despliegue de perversión física y mental . Evidentemente, hoy por hoy, la basura pasa por ser “divertida”. Nuestros jóvenes dramaturgos actuales hacen gala de un absoluto desprecio por la gente normal y decente. Espero que la gente normal y decente sepa pronto contraatacar”.

Los cuerpos de los actores, en especial, Alejandro Urdapilleta y Verónica Llinás parecen especialmente preparados para una obra como ésta. La dramaturgia del actor tiene su mejor exponente en un Urdapilleta que va marcando un crescendo en el nivel de violencia verbal y física a través de toda la puesta; desde ese hombre de negocios que exhibe su riqueza hasta el que termina mendigando algo de afecto. Llinás parece apoderarse con un trabajo actoral cuidadoso de esa Kathy promiscua y tonta a la vez, con una gran necesidad de afecto y de reparación de su tragedia. El veterano actor Osvaldo Bonet juega un rol de padre impecable en su retaceo de afecto a sus hijos y en su desprotección por otro lado que lo conduce a la tragedia. Matías De Padova juega un perverso Sr. Sloane que despliega todas las características de quien no se rige por parámetros éticos. La dirección de Claudio Tolcachir es impecable y parece apuntar a detalles biográficos de Orton. La obra se completa con la escenografía adecuada, al igual que la dramaturgia de la luz y un cuidadoso vestuario de Renata Schussheim.

Marita Foix

Atendiendo al Sr. Sloane.

Título original: Entertaining Mr. Sloane. Autor: Joe Orton. Versión: Marcelo Ramos. Actores: Alejandro Urdapilleta (Eddie), Verónica Llinás (Kathy), Osvaldo Bonet (Kemp), Matías De Padova (Sr. Sloane). Dirección: Claudio Tolcachir. Escenografía y Diseño de sala, Alberto Negrín. Vestuario: Renata Schussheim. Diseño de iluminación: Jorge Pastorino. Diseño sonoro: Damián Laplace, Ricky Leguizamón, Fotografía: Gaby Herbstein. Asistente de dirección: Melisa Hermida. Meritoria de dirección: Francisco Ure. Asistente de escenografía: Verónica Lavenia. Asistente de vestuario: Ana Clara Guarino. Asistente de producción: Marcos Barceló. Equipamiento luminotécnico y de sonido: SAFE Sistemas Profesionales de Sonido, Video e Iluminación. Gestión de derechos de obra: Agencia Marion Weiss. Producción ejecutiva: Gabriel Maresca, Gonzalo Ramos. Producción artística: Marcelo Ramos. Producción general: Arcadia. Ciudad Cultural Konex, Sarmiento 3131, Capital. Duración: 140 minutos (con intervalo). Horario: jue. y vier. 21 hs., sáb.: 22 hs., dgo.: 20 hs.