30 julio, 2007

Ficción, tercer film de Cesc Gay premiado en el último Fetival de Cine de Mar del Plata.

En su nuevo film, el director español aborda con discreto encanto aquello que pudo haber sido y no fue, centrándose en la relación que entabla un director de cine que busca inspiración y una mujer que espera la llegada de su hijo adoptivo. Ambos se encuentran en el apacible paisaje de los pirineos catalanes, en donde residen sus amigos Judith y Santi (Carmen Pla y Javier Cámara). A diferencia de los recién llegados, ellos se muestran serenos, alejados de la opresiva
urbanidad.

Más que asistir a dos vidas que se alteran, el film elige acercarse para contemplar dos vidas que se reafirman, aún bajo la necesitad de frustrar una delicada pero sentida pulsión amorosa. Gay encuadra rostros, gestos, modos de mirar, que dan cuenta de ese sentimiento. Tanto Alex como Mónica (una violinista) sienten empatía recíproca apenas se cruzan. La cámara y la bella fotografía de Andreu Rebés asisten a ese cruce.

El está visiblemente más tenso que ella, a la espera de su esposa y sus hijos. Ella, más calma, está ansiosa por llegar y recibir a su hijo adoptivo. Ficción, hay que decirlo, es una película con notable carga moral, no por eso menos emotiva y ciertamente esquiva a golpes bajos. Lo que nos cuenta no excede ese trance vivido por los dos personajes. Para ambos es imposible dar un paso más. ¿Lo hubieran hecho, de ser más jóvenes? ¿No lo hacen por seguridad? ¿Qué tan grande es el peso de los que los esperan? El film elude cualquier tipo de respuesta, y es allí en donde su aparente liviandad se llena de sentido.

La escena en la cual los protagonistas se desvían en medio de la lluvia y terminan compartiendo una cabaña es de una sensualidad inusitada para los tiempos que vivimos. Los “tiempos muertos” pasan a significar mucho más, al punto que deberían redefinirse como “tiempos vitales”. Allí, suspendidos en el deseo, quedan los personajes, más vivos que nunca. Recién hacia el final de aquel viaje dan un respiro a sus ganas.

Ficción es un film que atrapará a varios y no interesará a otros tantos. No deja de ser una noble propuesta hecha con total profesionalismo, en la cual resultan elogiosas las composiciones de Alex (Eduard Fernández), Javier Cámarra (Santi) y Montse Germán (Mónica).

Ezequiel Obregón

Ficción ( Ficció , España/2006).
Dirección: Cesc Gay.
Intérpretes: Eduard Fernández, Javier Cámara, Montse Germán, Carmen Pla, Agata Roca. Guión: Tomás Aragay y Cesc Gay.
Fotografía: Andreu Rebés.
Música: Cesc Gay y Xavier Salvá.
Edición: Frank Gutiérrez.
Hablada en catalán y español.
Duración: 103 minutos.

Se presentó Tocar el Cielo

Hoy por la mañana se presentó en un hotel céntrico el nuevo film del realizador de la exitosa "Elsa y Fred". Rodada en España y Argentina, la película es un relato coral que aborda momentos críticos en la vida de los personajes.
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La historia tiene dos sub-tramas bien definidas que se irán entrelazando a medida que avanza el relato. La primera involucra a Santiago (Facundo Arana), un bom vivant que se casa con una amiga (Montse Germán) que no puede tener hijos, con el fin de ayudarla a tramitar una adopción. La otra subtrama muestra el núcleo afectivo de Gloria (Betiana Blum), una mujer que se enferma de cáncer al tiempo que asiste a la reconstrucción familiar.
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En la conferencia de prensa estuvieron presentes Arana, Blum, el director, China Zorrilla (que hizo de las delicias de los presentes) y Lito Vitale, compositor de la música del film.
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El director admitió sentirse más afianzado en su labor (señaló que filmó la cuarta versión del guión, contra la número 24 de su ópera prima) y que pudo encontrar el "fisique du rol" que requería en cada actor.

"Tocar el cielo" llegará a los cines el 9 de agosto.

E.O.
Fotos: Pablo Chillé.

Flandres, controvertida película del director de La humanidad

Con su nuevo film premiado en Cannes con el Gran Premio del Jurado, Bruno Dumont reafirma su lugar de director controvertido. Su radicalidad en la imagen lo convierte –al mismo tiempo- en un verdadero autor, con una estética equiparable a la de Bresson. Fiel a la sequedad de la imagen –Dumont no hace uso de la música y elige varios planos de larga duración-, el director presenta en Flandres la historia de un joven (Demester) que tiene una vida rutinaria en un paisaje rural, y altera su tiempo entre el trabajo y cotidianos encuentros sexuales con una amiga.

La crudeza que emana de las situaciones vividas en Flandres no proviene de un registro de crueldad explícito, recién presente en las atrocidades de la guerra. Tanto Demester como su amiga Barbe transitan una vida abúlica sin quejarse de ella. La austeridad de la imagen duplica el impacto en el espectador. Si el acto sexual es mostrado como una mera pulsión instintiva que elude toda ternura, las escenas marcadas de “socialidad” tampoco son reconfortantes. Esa visión rudimentaria que el director focaliza en sus personajes no justifica su tosquedad y miseria ante ellos mismos. Funciona como un marco en el cual de tanto en tanto alguna mínima acción connota disconformidad, pero esa disconformidad nunca da paso a una transformación positiva.

La guerra ocupa el tercio final del film. Dumont no le da al espectador certidumbre sobre su origen ni el motivo que suscitó un accionar de tal magnitud. Ese dato no es importante, porque su mirada –determinista- elige detenerse sobre la forma en la conciencia individual es sometida a un trauma, para conocer de qué modo se verá modificada la mente. Dumont demuestra que el horror es superado cuando nada se modifica, pero tampoco decide hacer explícito su punto de vista.

¿Estuvo el horror latente en la conciencia de esos salvajes? ¿Puede la tecnificación asegurar un progreso para el hombre? Flandres es un film que presenta y no representa, pero que parte de múltiples cuestionamientos jamás contestados. La afectación que produce en el espectador se debe a la ansiedad que demanda respuestas que –por fortuna- no llegarán.

Ezequiel Obregón

Flandres (Idem, Francia/2005, color; hablada en francés).
Dirección: Bruno Dumont.
Intérpretes: Adélaide Leroux, Samuel Boidin, Henri Cretel, Jean-Marie Bruveart, David Poulain. Patrice Venant, Inge Decaesteker.
Guión: Bruno Dumont.
Fotografía: Yves Cape.
Edición: Guy Lecorne.
Presentada en DVD por 791 Cine.
Duración: 87 minutos.

El conflicto de la infidelidad se debate entre el camino a la felicidad o el mantenimiento del status quo.

El matrimonio compuesto por Lucía (ex actriz) e Iván (novelista) tiene un fuerte lazo afectivo con la pareja formada por Moira (ama de casa, seductora) y Juan (médico psicoanalista). Desde un verano de hace algunos años, Moira e Iván sostienen un romance apasionado.

Así, de a uno, vamos a ir conociendo a estos cuatro personajes, casi arquetipos de la masculinidad y del rol femenino. Lucía, la esposa abnegada, Iván, el típico intelectual porteño; Moira, la superficial, sólo interesada en su propio cuerpo; por ultimo, Juan; el más “controlado”.

Los cuatro van a ir contando su versión de la historia, desde su particular punto de vista. De los engaños; de los celos; del amor; del ser hombre; del ser mujer; sobre la angustia y cómo combatirla; del modo de enfrentar el mundo, sus afectos y sus temores.

Moira es una mujer “fresca”; no sólo por la tersura de su piel, sino también por su irresponsabilidad y descompromiso; es interpretada con soltura por Silvina Bosco. Lucía (Silvia Dietrich) parece disfrutar al ocupar el lugar de la víctima, la actriz lo demuestra a través de las inflexiones de su voz grave; Iván (Néstor Sánchez) es un “indeciso” en el amor que patalea y grita como un chico y, Juan (Claudio da Passano), un personaje más medido que se siente atrapado por las circunstancias.

La obra postula que cada uno desea a la otra mitad de la otra pareja; como ocurre en el mito de los andróginos que Platón narra en El banquete.

Existe entre las dos mujeres una relación simbiótica, donde cada una desea lo que la otra tiene. Por otro lado, Iván es cobarde, no quiere enfrentar el conflicto, es caprichoso y siempre tiene algún chiste a mano. Su contrafigura, Juan, quien se siente frustrado en el campo profesional. En este sentido, no hay en la obra, “buenos o malos”; cada uno presenta su panorama dentro de la temática del deseo.

Los personajes no alcanzan la felicidad. Quizás porque: “Es un invento occidental y cristiano”, como declara Iván. O porque:”Siempre hay alimentos o brebajes que nos distraen del vacío de los cotidiano”, como afirma Juan.

Susana Torres Molina incursiona con éxito nuevamente en el tema del adulterio. (Ya lo habia tratado en Ella, protagonizado por Patricio Contreras y Luis Machìn). Y a partir de un cliché -Mi marido me engaña con mi mejor amiga-logra una pieza novedosa por las referencias culturales, y las acciones físicas de los actores en escena.

La dirección de Mónica Viñao es impecable. Cada personaje está correctamente encarnado por su correspondiente intérprete. Y la escenografìa (cuatro sillones; un living) pero, sobre todo, el vestuario (cada vestimenta se adecua a la personalidad del personaje en cuestión) alimentan los roles y las situaciones.

Como conclusión podría apuntarse que esta obra, además de constituir “teatro de texto” basado en la palabra, contiene dentro de sí, una tesis; pero no al estilo de las piezas del siglo XIX, exponentes de los temas de índole pública, sino que se inclina hacia los problemas de lo privado en general, y del tema de la pareja, en particular. Y la pregunta que Torres Molina se hace es por qué el matrimonio sigue funcionando (o no, Ud. decidirá luego de presenciar la obra) como institución, ya entrado el siglo XXI.

Silvia Sánchez Urite

Derrame, de Susana Torres Molina
Elenco por orden alfabético:
Moira: Silvina Bosco
Juan: Claudio Da Passano
Lucía: Silvia Dietrich
Iván: Néstor Sánchez
Escenografìa y vestuario: Mora Monteverde
Iluminación: Miguel Solowej
Fotografía: Sandra Flomenbaum
Prensa: Duche & Zárate
Operación técnica: Juan Manuel Noir
Asistente de dirección: Jorge Rod
Dirección general: Mónica Viñao
Sábados a las 18.30 y domingos a las 19
En el Teatro Del Pueblo, Roque Sàenz Peña 943
Entradas: $ 20; Estudiantes y jubilados $ 10

Frío, de Martín de Goycochea: La angustia de no creer en el más allá

Todo se centra en el frío, como lo gélido de la muerte. Un suicidio, un aborto, y las muertes de los seres queridos constituyen la banda sonora de esta obra de Martín De Goycoechea, quien surgió del grupo graduado de la licenciatura del IUNA, con la pieza Open House.

A través de teatro corporal la acción se sitúa en una sala de espera, donde cuatro chicas y un joven se relacionan de las más diversas maneras.

El amontonamiento de ropa sobre un diván o un perchero se puede interpretar como el agobiante peso del duelo por venir, enmarcado en la soledad del abandono.

Con actuaciones muy logradas, el discurso de la obra roza lo grotesco, sin perder la vena trágica. Se destaca Nicolás Bellati, quien como un Tony Manero subdesarrollado, quiere dominar su desgracia con el dedo en alto.

La escenografìa recuerda los no- lugares de los 90´ que nombraba Marc Augè: sitios de clara uniformidad que bien podían ser salas de espera; puertos de embarque de aeropuertos o de ferrys, como también restaurants de comida “rápida”.

En este sentido, Goycoechea se rebela contra estas formas vacías, que no dan cuenta del dolor de la existencia. Y hace sonar su grito de ayuda, en un mundo que ha perdido la noción de la trascendencia. Por eso, el autor, en su búsqueda, va contra la anestesiación del sufrimiento en la sociedad contemporánea. Y quiere arrancarle una respuesta al vacío de un mundo que ya no cree en el más allá.

Silvia Sánchez Urite

Frío, de Martín De Goycoechea
Intérpretes: Josefina Luchessi, Antonella Apollonio, Mariana Padial, Yanina Rabbino, Nicolás Bellati
Iluminación: Ricardo Sica
Fotografía: Clara Muschietti
Sonido: Pablo Irrazabal
Vestuario: Luz Quinn
Asistente: Natalia Escobar
Prensa: Luciana Zylberberg
Coaching actoral: Luz Quinn
Asistencia de dirección: Celeste Veleda
Dramaturgia y dirección: Martín de Goycoechea
Diseño grafico: Nacho Botegoni/Martín de Goycoechea
Sábados a las 23 en Abasto Social Club- Humahuaca 3649
Entradas: $ 15
Reservas: 4862- 7205

El festival "Relatos Cortos" abrió su convocatoria

Merlo tiene un festival de cortometrajes con temática que varía año tras año. En el 2006 se trató de "¿Destino o Azar?", interesante propuesta que permitió conocer a una amplia cantidad de jóvenes (y no tan jóvenes) realizadores.
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Relatos Cortos es un festival competitivo, si bien cuenta con una sección Fuera de Competencia. Al mismo tiempo, incorpora material de instituciones educativas, lo que implica una promoción directa del talento de los más chicos.
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Este año la temática es "Mañana, ayer, hoy", y se puede consultar las reglas de inscripción en http://www.relatos-cortos.com.ar/.

18 julio, 2007

Film con gran lucimiento de Peter O'toole

"Venus" es un film minimalista, sereno, que se toma su tiempo para contar una relación atípica: la que entablan un actor veterano y la sobrina de su amigo. Pero "Venus" habla de mucho más que esa relación. En tal caso, es el epicentro de una trama que aborda el desencanto con la vejez, la ingratitud del medio artístico, el amor al arte en su máxima expresión, y la llegada de la muerte. Peter O’toole se luce y aborda de manera convincente a su Maurice, un actor de personajes más bien secundarios que se enamora y que –desde esa pasión- sentirá el contraste entre sus deseos y su cada vez más deteriorado cuerpo. El film suma cuando elige mostrar los rostros, las manos, las marcas del cuerpo que hacen de la relación algo imposible.

El film también podría pensarse como un ensayo sobre el físico. Y lo interesante es que las escenas no se resisten a mirar al paso del tiempo sólo desde lo nostálgico. Hay mucho humor focalizado en las contrariedades generacionales y la mirada socarrona que tiene el anciano sobre aquello que fue y no es, por más que "fanfarronee" ante su objeto de deseo. El guión de Hanif Kureishi alterna situaciones dialogadas con otras en las que el tiempo pareciera detenerse en el deseo de Maurice. Los diálogos suenan convincentes en boca de otros grandes actores (Vanessa Redgrave como la ex esposa, Leslie Phillips como el amigo) que, lejos de hacer mínimas intervenciones para aportar prestigo, producen singularidades en los roles que les ha tocado asumir.

Jodie es una joven que tiene trances con el alcohol, una provinciana a la espera un llamado telefónico que la invite a ingresar al mundo de la moda. Podría decirse que no es hermosa, pero su belleza nos llega –poderosa- tras los ojos de Maurice, conmovidos ante el milagro del amor, quien en una escena de gran convicción la lleva al museo y la compara con la Venus. Más tarde la joven deberá deshinbirse para enfrentar –desnuda- la mirada de los asistentes a un curso de pintura. Allí vemos cómo el peso de las miradas de los otros son técnicas, distantes de esa pasión que despierta en el anciano.

Parte de la fascinación remiten al anciano al mundo de los sonetos de Shakespeare, que recita con absoluta entrega en un pasaje. El fim sólo brinda una mirada optimista sobre la vejez en la ternura con la que recuerdan los ancianos sus tiempos de gloria. La escena en la que Maurice se conmueve en el anfiteatro es quizás algo efectista, pero la entrega del actor es superlativa.

El director Roger Michell (Notting Hill) ha sabido dirigir a un casting de profesionales, que descubre a una Jessie perfecta en Jodie Whittaker. El final vuelve al cuerpo, ese recinto del deseo sobre el que Venus reflexiona.

E.O.

Venus (Idem, Gran Bretaña/2006).
Dirección: Roger Mitchell.
Intérpretes: Peter O Toole, Leslie Philips, Jodie Whittaker, Vanessa Redgrave, Richard Griffiths.
Guión: Hanif Kureishi.
Fotografía: Haris Zambarloukos.
Edición: Nic Gaster.
Duración: 95 minutos.

Los títeres brillan al sur de la ciudad

Con motivo del "Segundo Festival Internacional de Títeres al Sur del Sur", entrevistamos a Ximena Bianchi, del Grupo Catalinas Sur. El Festival se desarrollará entre el 21 de julio y el 5 de agosto en la Zona Sur de la Ciudad de Buenos Aires. La programación es amplia, y las entradas muy económicas. Puede consultarse la programación llamando al 4307-1097 o ingresando a www.catalinasur.com.ar. En el amplio y pintoresco Galpón de Catalinas nos recibió la artista.

Este es un festival joven. ¿Cómo surgió la iniciativa?

Es verdad, somos jóvenes, esta es nuestra segunda edición. En realidad, desde el Grupo Catalinas, el Grupo Libertablas, y con el apoyo de Corporación Sur, hemos concebido el Festival. El Grupo Libertablas es del sur de la ciudad. Creemos que es muy importante desde nuestra identidad tener espectáculos y las mismas oportunidades que en otros lados. El sur ha sido bastante relegado, y nosotros no nos resignamos a que parezca que somos de segunda. Generamos un evento de esta magnitud de gran nivel artístico que sucede en el sur pero no como si fuera un guetto, es un evento que sucede aquí pero pueden venir de todos lados. Hemos corrido un poco el centro, nada más.

Las significaciones que aporta el títere en torno a mostrar algo que a la vez el artista produjo es bastante singular, ¿qué tipo de afectación crees que esto produce en el público?

A mí me parece que los títeres fundamentalmente tienen una virtud que es su magia, y una llegada al espectador completamente distinta a la que tienen las personas en el teatro. Los títeres son también teatro, la goma espuma no tiene vida, la única manera de que ese elemento transmita es que el que esté atrás –el titiritero, el actor- transmita algo. Yo creo que tiene un gran valor y un gran potencial a la hora del mensaje, porque llega sin ninguna barrera, y que tanto para adultos como para niños es muy importante lo que pasa a la hora de ver un espectáculo de títeres. Los adultos, cuando vemos un buen espectáculo de títeres, nos retrotraemos a esa cosa ingenua que es "comprarle" al personaje esa vida que nos muestra. El mensaje llega de manera más directa. Esa abstracción que se hace en un personaje tiene mucha magia. Los títeres, lejos de ser un arte menor, son una herramienta muy válida de comunicación. Creemos que el arte es comunicarnos, con nuestros vecinos y con gente de otros lados. Para lograr eso hay muchos métodos, nosotros elegimos a los títeres.

Contáme un poco del espectáculo de Catalinas en este festival.

Es "La niña de la noche", está basado en el cuento de Ray Bradbury "La niña que iluminó la noche" que es precioso. Es la primera producción del grupo de títeres, tiene diez años y la hemos repuesto. Habla del miedo a la oscuridad de los niños pequeños. A partir de allí y de muchas imágenes que yo tenía de la niñez, y las improvisaciones con el resto del elenco, hicimos este musical con veinte manipuladores y veintidos títeres en donde aparece la noche como un gran show, con los grillos que bailan salsa, las estrellas que bailan un can-can, la luna que canta un bolero, los mosquitos que son mexicanos y un murciélago que toca rock. A partir de estos personajes comienza a existir esta noche mágica que se va encendiendo a partir de los temas musicales. La música es de Bernardo Santiago, y es excelente. Es un trabajo en conjunto con la Escuela de Música de Avellaneda. El diseño de los títeres es de Omar Gasparini y la producción es del Grupo Catalinas Sur. Este año nos pareció importante reponer el espectáculo porque el grupo de títeres cumple diez años.

¿Qué esperan del público de este festival, de ese encuentro singular que se dará entre los títeres y ellos mismos?

Esperamos que sea una gran fiesta. Eso es un poco el motivo que tenemos, recuperar la fiesta popular, y que todo aquel que venga encuentre algo que llevarse. Nos parece que es muy importante que puedan venir todo tipo de personas y que para todos ellos haya algo que ver. El festival tiene una propuesta muy interesante, vienen elencos que hacen cosas muy distintas provenientes de Brasil, México, Perú, Chile, Venezuela, España, Colombia, Capital Federal, y Córdoba. Hay desde el típico títere de guante –no por eso menos bello- hasta el espectáculo nuestro, en donde hay veinte manipuladores y los títeres se manejan de a tres, pasando por textos clásicos como El Quijote o Maqbeth del grupo Libertablas, hasta espectáculos que se hacen con partes del cuerpo como Hugo e Inés, que son increíbles. Hay un paneo de las cosas que se hacen en títeres bastante amplio. Todos pueden encontrar su preferido, además de cortar con la idea de que el títere es ese muñequito tonto, y que no se trata de un arte menor. Puede ser entretenido, tener mensaje, profundidad, y belleza. El 21 hacemos un desfile inaugural que empieza en la plaza Matheu a las 13 horas en donde van a estar los payasos voluntarios de Catalinas, el candombe de Catalinas, la murga de los descontrolados de Barracas aquí en la puerta con el espectáculo Flora y Fauna, y adentro "La niña de la noche", y a la noche "Leyenda". Será un día de caravana por La Boca y los espectáculos de sala, todos son gratuitos. Los invitamos a que vengan a disfrutar con nosotros de esta fiesta teatral.

Ezequiel Obregón

El eterno retorno del aprendiz de magia

La quinta entrega de la saga más marketinera del cine no aporta grandes novedades –ni argumentales, ni en torno a lo visual-, no obstante tiene el suficiente ritmo como captar la atención del espectador. Espectador que, por otra parte, ya ha crecido (si tenemos en cuenta el estreno de la primera entrega hace algunos años atrás), lo que permite que los conflictos adquieran mayor peso y los personajes se vuelvan más consistentes.

El problema del film, en todo caso, queda para quienes no son ni fanáticos ni han visto –por lo menos- las dos películas anteriores. Esta entrega –la cinematográfica y la literaria- es mayormente "transicional", y los giros del guión son más bien previsibles. Tampoco "Harry Potter y la Orden del Fénix" es un film contemplativo, son varias las cosas que pasan. A saber: Harry Potter continúa su idilio amoroso con Cho Chan, un grupo de Dementores intenta asesinarlo y debe usar su magia en el mundo muggle (el de los no-magos), por lo cual es llevado a juicio; el profesor Dumbledore –inexplicablemente- lo ignora, escapa una peligrosa maga de la cárcel, el temible Voldemort sigue dando señales de su advenimiento... y varios sucesos más que no revelaremos.

El mayor aporte está en el personaje de Imelda Staunton (la abortista de Vera Drake), profesora de Defensa contra las Artes Oscuras Dolores Umbridge, que se convertirá en algo así como una inspectora de la escuela por disposición ministerial. El personaje tiene los suficientes matices como para cobrar peso por sí sólo en un film en donde (sobre)abundan las estrellas en roles secundarios. La malvada conseguirá –detrás de su impronta de señora de cine de teléfono blanco- acrecentar la bronca del joven mago y sus compañeros, quienes organizarán una suerte de logia secreta en la que Harry será un iniciador en el arte de la defensa. Esas escenas a plena rebeldía juvenil están muy bien logradas, sobre todo cuando es la música la que reorganiza el hilo del relato.

Hacia el final el prácticamente desconocido director David Yates entregará un par de escenas muy bien resueltas, en donde los personajes quedan mejor delineados para enfrentar a la amenaza de Voldemort. Si bien el suspenso llega tarde, es un buen indicio para esperar la sexta parte.

Ezequiel Obregón

Harry Potter y la Orden del Fénix ( Harry Potter and the Order of the Phoenix , Estados Unidos-Gran Bretaña/2007).
Dirección: David Yates.
Intérpretes: Daniel Radcliffe, Emma Watson, Rupert Grint, Michael Gambon, Richard Griffiths, Ralph Fiennes, Brendan Gleeson, Gary Oldman, David Thewlis, Maggie Smith, Julie Walters, Robert Hardy, Imelda Staunton, Alan Rickman, Emma Thompson, Helena Bonham Carter y Robbie Coltrane.
Guión: Michael Goldenberg, basado en la novela de J. K. Rowling.
Fotografía: Slawomir Idziak.
Música: Nicholas Hooper.
Edición: Mark Day.
Diseño de producción: Stuart Craig.

Incrustaciones, de Chantal Thomas

Fue inicialmente una escena de las ocho que representó Marilú Marini en Francia, cuando Alfredo Arias, interesado en indagar en los temas míticos subyacentes en la fundación de la persona, convocó a una serie de autores para abordar el tema de la relación madre-hijo. En 2004, la actriz interpretó "Incrustaciones" – ampliación y desarrollo de esa escena germinal - junto a Jorge Luz, en el marco del Festival Tintas Frescas, en el Teatro San Martín.

Aquella versión semimontada se ha transformado en una puesta en la que el director asume también el papel de Patrick, quien un día de verano, tan caliente que uno se queda pegado en el asfalto, se refugia en un bar y se deja cazar, indolente, por la inexperta mesera Raimunda, necesitada de compañía hasta la desesperación. Sin saberlo, esta joven ingenua convierte en la tercera en discordia en la simbiótica relación entre su marido y la madre, quienes no descansarán hasta desembarazarse de la intrusa.

"Entre la energía que la joven pone en sufrir y la abierta tiranía de la madre se crea una combinación perfecta, cruel, cómica", señala Thomas, subrayando la compleja relación que se establece entre víctima y victimario. "Me fascina – agrega - la increíble salud que puede hacernos permanecer durante años en situaciones humillantes y reclamando siempre más y mejor de lo mismo: es un goce hecho y derecho, que recuerda la manera en que los niños juegan con lo macabro, inventan en el sufrimiento. Salvo porque la parte de placer que hay en ello, la mayoría de las personas llegadas a la edad adulta no la reconocen. Toda la desdicha proviene de allí...".

Quizá lo más aterrador es la naturalidad con la que estos seres monstruosos deshacen a una persona y se destrozan entre sí. La oscura y reconocible violencia cotidiana (y no tanto) se expresa a través del humor negro y una ligera y buscada exageración que generan "una risa un poco brutal, circense", como dijera Arias. Detrás de esa risa, suscitada por los intencionales lugares comunes y las frases agudas, las situaciones disparatadas, o los eufemismos como "Hotel de los ausentes", afloran las puntas duras y negras de los cactus que se incrustan, igual que el dolor provocado por una conciencia anulada e impune.

En la escenografía negra que se resignifica desde la palabra con muy ligeros cambios de muebles y objetos, dejando al espectador la creación imaginaria del espacio, se destaca una muñeca realizada por el escultor Daniel Cendrón, mudo testigo de los hechos y doble de Raimunda, a la que vemos vivir en la piel de Marini, quien también representa a la insidiosa suegra. En el primer caso compone a una mujer a la que la falta de mundo, la soledad y el aburrimiento la llevan a unirse a un hombre torpe y sin personalidad sin saber en el infierno en el que se ha sumergido. Con un ligero cambio de vestuario, se transforma en la madre terrible, con el gesto y la voz crispados propios de quien está habituado a hacer su voluntad sin que nadie se oponga. El trabajo sutil de la actriz se complementa con la gracia e ironía de la interpretación de Alfredo Arias (quien asume otros papeles breves) que pone de reliece el costado caricaturesco de Patrick..

Clara Ibarzábal

Autora: Chantal Thomas
Adaptación: Alfredo Arias, Gonzalo Demaría
Traducción: Gonzalo Demaría
Actuan: Alfredo Arias, Marilú Marini
Vestuario: Pablo Ramirez
Iluminación: Gonzalo Córdova
Peinados: Jean Luc Don Vito
Pelucas: Jean Luc Don Vito
Maquillaje: Jean Luc Don Vito
Realización de muñecos: Daniel Cendrón
Trabajo rítmico: Alfredo Arias
Dirección: Alfredo Arias
PRESIDENTE ALVEAR
Dirección: Av.Corrientes 1659
Teléfono: 4374-1425/9470
Web: http://www.teatroalvear.com.ar
Entrada: $25,00 / $20,00 / $10,00 - domingo, jueves, viernes y sábado - 21:00 hs
Entrada: $15,00 / $10,00 - miércoles - 21:00 hs

Sucio: Cómo lavar el alma de impurezas

Sucio trata sobre tres hombres en un lave-rap. Cada uno cuenta su historia a través de un monólogo y canta su desgracia. Basada en un lenguaje coloquial y costumbrista (la escenografía cuenta con siete lavarropas, bolsas, estantes, un potus, una mesa con tres sillas de plástico y un teléfono sobre ella, además de un televisor de 14 pulgadas), los diálogos y el humor remiten a un estilo spregelburdiano, como en la recientemente vista Acassuso.

Debemos hablar de grotesco aggiornado a una época que ronda finales de los 90´. El vestuario es también realista: uno de los hombres luce un pantalón marrón, camisa a rayas rosa y blanco y chaleco (Minujín), el "Gordito" está de jogging y, el tercero, de traje de oficina. Son los tres estereotipos que la obra presenta. Pero debajo de esa superficie encontramos conflictos más profundos.
El personaje de Minujín acarrea problemas con su padre. El Gordito es un ex convicto, tiene conflictos con la lencería que fabricaba en la cárcel y es adicto a películas porno. Mientras tanto, el Oficinista es claramente onanista y sostiene una sesión de sexo caliente con un peluche (si Dreizik en La Maña copulaba con una roca, éste lo hace con un muñeco).

Minujín, "el muchacho de barrio" habla desde un teléfono público de Telefónica para llamar al lavadero. Podemos advertir un metatexto que denota la incomunicación, pese a las redes de fibra óptica que unen a estos tres personajes . La obra tiene un discurso a la vez jocoso y trágico sobre la soledad. Tal vez esa es la hipótesis con la que trabajaron Ana Frenkel y Mariano Pensotti.

Minujín canta como un rock star, con los mohines y devaneos típicos; el simpático Gordito baila música dance de la TV codificada; finalmente el Oficinista – cuyo problema no queda claro, tal vez por la homogeneización de su oficio- canta I will always love you, canción melosa de los 80 de Whitney Houston, mientras sus compañeros hacen flotar una sabana en el aire a modo de video romántico. La iluminación acompaña el desenvolvimiento de los climas emocionales de la obra.

Es una obra que, en su apariencia sólo indica problemas "masculinos", pero si nos remitimos a las reflexiones posteriores que genera, no es tan sólo una comedia musical más. En el cruce del grotesco realista y el musical, sumado a efectivas performances de danza contemporánea, los hombres, desnudan sus miedos y fobias ante el mundo que los rodea.

Ante el avance de la mujer que ya ha sido mostrado en tantas ocasiones en los 90` en el cine (Por ejemplo en Bridget Jones), en la TV (Sex and the city) y en numerosas puestas de teatro (Monólogos de la vagina, entre otras) los chicos se rebelan y dicen que ellos también tienen algo para decir. En una realidad que ha cambiado, y que ya no muestra rostros aguerridos como los de Clark Gable, John Wayne y Cary Grant, ellos deben salir al ruedo en una sociedad que, como a los seres humanos en general, considera imprescindibles y reemplazables. Este es el grito de ayuda y de autoafirmación que estos tres hombres nos hacen llegar.

Silvia Sánchez Urite

Sucio
Una creación de Arengo, Casella, Frenkel, Minujìn y Pensotti
Actúan: Guillermo Arengo, Carlos Casella, Juan Minujín.
Dirección: Ana Frenkel
Mariano Pensotti
Mùsica: Diego Vainer
Escenografìa: Ariel Vaccaro
Iluminación: Gonzalo Còrdova
Vestuario: Guido Lapadula
Agustín Bossini Pithod
Asistente de Dirección: Juliana Piquero
Sonido y operación: Gonzalo Berdes
Músicos invitados. Sandra Baylac (en "Where is my love")
Diego Frenkel (baby guitar en el reggaeton)
Asistente de escenografìa: Julieta Potenze
Realización de lavarropas: Hernàn Gulla
Realización eléctrica: Leandro D`Auto
Prensa: Duche- Zarate
Fotos: Claudio Divella
Producción ejecutiva: Paula Barci para Tónicas
Producido por: Arengo- Casella- Frenkel - Minujín- Pensotti
Viernes y sábados a las 21. 30 en Ciudad Cultural Kónex
Sarmiento 3131- Entradas por Ticketek (5237- 7200) desde $ 25

15 julio, 2007

Manifiesto Vs. Manifiesto: El cuerpo y el arte, un problema existencial

Las primeras dos palabras que escuchamos de los actores en esta obra son dos: el cuerpo. Ocurre que de eso se trata la pieza; de la relación del cuerpo con el arte, y del cuerpo en si mismo.

A través de un Manifiesto que consta de nueve partes, al estilo de Vigilar y castigar, los tres actores van a ir narrando su propia relación con el cuerpo: el cuerpo medicalizado, el cuerpo erotizado, el cuerpo publicitado, el cuerpo intoxicado.
Aquí se trata de poner en funcionamiento el cuerpo masculino en todas sus vivencias: el amor y el sexo; el alcohol y las drogas; la muerte y la angustia; el dolor y el suicidio.

Decimos que la obra tiene relación con la obra de Foucault porque desoculta el lado perverso y "no políticamente correcto" del cuerpo del varón dentro de las situaciones limites antes mencionadas. Pero también aparece el fantasma del arte. Luego de haber atravesado un siglo XX, plagado de revoluciones y revulsiones, los actores se preguntan: ¿Qué es arte hoy?

¿Es arte cualquier cosa que es realizada en un escenario, o en un museo? Y si esas intervenciones podrían ser consideradas, en la vía pública, como delito o locura ¿sigue siendo arte?

En relación a los Manifiestos de un tal Rudolf S, se producen las reflexiones. Este personaje esta cabalmente interpretado por Eduardo Misch. Del pensamiento del "vanguardista austriaco"- apócrifo- se disparan los relatos y las acciones corporales de los otros dos actores.

La obra no busca el tono solemne, sino todo lo contrario. Es una aproximación al fenómeno de la ontología del arte y del cuerpo, en clave de farsa. Por eso, la escena del baile desenfrenado de los tres personajes es de antología.

La puesta es austera y está acompañada por un video sobre Rudolf, muy logrado estéticamente. Los tres actores (Eduardo Misch, Federico Pavlovsky y Patricio Abadi) se lucen con sus interpretaciones de hechos cotidianos. Han "hecho carne" los textos de Susana Torres Molina como si fueran propios. Marcelo Mangone ha aportado el ingrediente de masculinidad a la dirección de una obra escrita por una mujer.

La pregunta ¿Qué es el cuerpo? gira alrededor de toda la pieza. Si usted decide verla conocerá las respuestas de los actores y los directores a este problema.
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Silvia Sánchez Urite

MANIFIESTO vs. MANIFIESTO de Susana Torres Molina
Intérpretes: Patricio Abadi, Eduardo Misch, Federico Pavlovsky
Diseño escenográfico, lumínico y sonoro: Susana Torres Molina/ Marcelo Mangone
Realización audiovisual: Lucrecia Oviedo/ Rocío Calari/ Lisandro Colaberardino
Realización escenográfica: Eduardo Manfredi
Colaboración escenográfica: Jorgelina Herrero Pons
Operación Técnica: Mabel Rosati
Diseño gráfico: Susana Torres Molina/ Marcelo Mangone
Asistencia de dirección: Fiorella Cominetti
Prensa: Duche- Zárate
Dirección: Susana Torres Molina y Marcelo Mangone
Esta obra obtuvo el Premio F – LEA- Grupo Faena (Teatro)
Sábados a las 20 en Beckett Teatro, Guardia Vieja 3556, Tel: 4867- 5185
Entradas: $ 20