30 mayo, 2007

Amor, locura, y muerte

A lo largo de una prolífica carrera (14 films hasta la fecha, contando la reciente participación en Cannes), el realizador Kim Ki-duk mantuvo en su obras aspectos claramente autorales, pero al mismo tiempo sus films alcanzaron una mirada hacia lo masivo, sustentada en historias que podían traspasar las barreras culturales e ingresar en la esfera de lo más esencial del ser humano. "Primavera, verano, otoño, invierno... y otra vez primavera" reflexionaba sobre la redención a través de algo tan distante de nosotros (los occidentales) como lo es la relación entre un monje y su aprendiz. Las imágenes subyugantes podían atraer a un público más numeroso, y en efecto lo hicieron. Luego se estrenaron "Hierro 3" y "El arco", donde volvían a aparecer sus temas predilectos: la comunicación, lo social y lo primitivo, la necesidad de ser en sí mismo y perdurar en los demás.

"El tiempo" vuelve sobre los mismos temas, pero esta vez la palabra adquiere nuevos significados. Si en "Hierro 3" los amantes no necesitaban hablar para expresar lo que sentían, en su nueva película los personajes hablan, y hablan, pero no se comunican. Y es allí donde la trama deviene trágica.

Seh-hee y Ji-woo forman una joven y bella pareja "cool" de Corea del Sur que muestra signos de agotamiento. Ella constantemente manifiesta celos, y él se siente abrumado por esta situación. Un día Se-hee le propone que mientras hacen el amor (dado que no logra excitarse) piense en otra chica. Recién entonces pueden completar el acto amoroso. Desde ese momento, ella potencia su angustia y decide someterse a una cirujía estética para cambiar de rostro y volver a enamorarlo nuevamente. Súbitamente desaparece de la vida de su pareja, para que sus heridas cicatricen durante seis meses.

Pero nadie retorna de la misma manera, ¿o sí? De allí en más, la trama se volverá desmesurada, reiterativa, de a ratos naiff, como el mismo amor que surge de los personajes. Ella esconde su verdadera identidad, y las contradiciones se ponen a flor de piel. El no puede despegarse de la imagen de su novia tal cual era, y las pulsiones eróticas sólo producirán más daño. Kim le imprime al relato varios tonos, que van desde el drama intimista, el suspenso, y, más hacia el final, algo de horror "cronemberiano".

"El tiempo" es quizás demasiado reiterativa en relación a los estados de los personajes. Pero dado que ellos mismos son reiterativos (la visita al quirófano se irá duplicando), ese aspecto termina siendo una virtud. Cada uno de los temas que el film aborda (a los que se suman la superficialidad, la necesidad de mantenerse joven cueste lo que cueste, la obsesión) son variaciones sobre el mismo amor de la pareja: absurdo, desmedido, errático. El cierre, perfecto, dejará más preguntas que respuestas, lo cual convierte a "El tiempo" en una película más interesante.

Ezequiel Obregón

El tiempo ( Shi gan-Time , Corea del Sur-Japón/2006).
Dirección: Kim Ki-duk.
Intérpretes: Ha Jung-woo, Park Ji-yun, Sung Hyun-ah, Kim Sung-min, Kim Ji-yun, Kim Bo-nah.
Guión: Kim Ki-duk.
Fotografía: Sung Jong-moo.
Música: Noh Hyung-woo.
Edición: Kim Ki-duk.
98 minutos.

Los invitamos a ver EL ALIENTO, de Bernardo Cappa

En esta oportunidad los invitamos a ver El Aliento, notable espectáculo de dramaturgia colectiva dirigido por Bernardo Cappa. El rodaje de un film hablado en ruso -con actores locales y extranjeros- es la fuente del humor más absurdo e intensas situaciones. Quienes estén interesados en verla, escriban a ensinapsisblog@gmail.com. La obra puede verse los sábados a las 23 Hs. en el Teatro Del Abasto , Humahuaca 3549.

La tumba del niño moral

Una fábula narrada en estilo grotesco

La obra comienza con la llegada de Eric y su esposa, Olga, a la casa de la madre de él. Los recibe una madre distante, altiva y autoritaria que ejerce su poder sobre Henry, el otro hijo que es retrasado mental.

Olga se siente fascinada por el lujo de la mansión; y comenzará una relación enfermiza con su suegra y con Henry. Sin embargo, esta pieza no está escrita como tragedia o drama, sino dentro del género del grotesco, que Lautaro Vilo, su autor y director, sabe manejar tan bien. La obra formó parte de Bestiario Grimm, exhibida el año pasado en el Rojas.

Al final, la obra toma un atajo impensable, que no revelaremos a los espectadores. Sólo diremos que Eric ha decepcionado las enormes expectativas de su madre. Y que no ha cumplido con su rol del Elegido.

La puesta, lejos del costumbrismo habitual en el teatro off de Buenos Aires, se sitúa, dados su vestuario, escenografìa y modos del lenguaje, a principios del siglo XX. Con respecto a las actuaciones, Eric, "el niño moral" está fabulosamente interpretado por Rubén Dellarossa. El resto del elenco acompaña con solidez al protagonista.
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Silvia Sánchez Urite

Actuaciones: Rubèn Dellarossa, Marcela Grasso, Darío Pacheco, Marìa Zambelli
Escenografìa y Vestuario: Cecilia Zuvialde
Iluminación: Ricardo Sica
Música y diseño sonoro: Adolfo Oddone
Prensa: Simkin & Franco
Diseño gráfico: Imagen HB
Producción: Luciana Zylberberg- Marcelo Schostik
Asistente de Dirección: Luz García
Dramaturgia y Dirección: Lautaro Vilo



Sábados a las 00.30 (madrugada del domingo)
El Excéntrico de la 18º- Lerma 420- Reservas: 4772- 6092
Entrada: $ 15- Estudiantes y Jubilados: $ 10

Algo de ruido hace, dirigida por Romina Paula

La vida no resultó ser lo que nos prometieron
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La historia empieza cuando Mariana decide ir a pasar unos días a lo de sus primos, Nacho y Colo, luego de una separación. Ella se va a disculpar, al principio de la obra, porque no pudo ir al velatorio de su tía, madre de los hermanos. Colo sufre de algún grado de esquizofrenia, y es maltratado por Nacho, que le pega y le impone los cd`s que él quiere escuchar.

Mariana se queda a dormir y se da cuenta que no todo anda bien en esa casa; los primos no tienen teléfono ("se le gastó la batería") y el más cercano queda en la ruta interbalnearia, pero tampoco funciona. Los hermanos se alimentan en base a pan y galletitas de agua, y comparten la ropa.

De ahí en más vamos a presenciar escenas entre Mariana y Colo; y Mariana y Nacho, el "supuestamente norma"l. En un hilarante intertexto escuchamos dos canciones de Robbie Williams (Feel en inglés, y A better man, en castellano), y una canción flamenca. La música proviene del microcomponentes que está en el living de entrada, es decir, no proviene de una fuente externa, al modo de uno de los párrafos del Manifiesto de Dogma 95, vanguardia cinematográfica de los 90`. Williams dice asì:

"I just wanna feel real love
Feel the home that I’m living
Cause I got so much love
Running through my veins
Going to a waste.
I need to feel real love
That I won’t never after
I cannot get enough"

El acorde inicial de los dos temas de Williams contrasta enormemente con el comienzo de la canción española que escuchan Colo y Nacho, y nos remite al universo pop de los 90`, que con el paso de los años sufrió el desencantamiento. (En la actualidad, Robbie Willliams está internado en rehabilitación por consumo de alcohol y drogas).

Las actuaciones de Pilar Gamboa (Mariana), Esteban Bigliardi (Colo) y Esteban Lamothe (Nacho) refuerzan la ironía que se constituye como la base de la obra. Gamboa se luce en el rol de la prima confundida, desolada e histérica. Son memorables las escenas que contienen la música de Robbie Williams, al mismo tiempo que apelan a la estética del video clip de "paso a cámara lenta", en consonancia con las frases musicales. Bigliardi y Lamothe acompañan con oficio a Gamboa; todo es producto de la atinada dirección de Romina Paula, que es también la autora de la pieza.

La obra es una reflexión sobre las ilusiones perdidas; afirma que las promesas de lo que llegaríamos a ser de adultos no se ha cumplido y nos provoca angustia. El pasado lejano, con nosotros como niños esperaba otra resolución que el mundo no nos ha brindado. Es una protesta de débil rebeldía contra el hecho de tener que enfrentar al mundo con tan pocas armas, y con las fantasías ilusorias de nuestra adolescencia.

Mariana se siente muy sola, y los dos primos viven una relación de simbiosis que no los deja experimentar su propio yo. Tenemos que preguntarnos por qué las canciones de Robbie Williams son, para esta generación una herida absurda, como dice el tango.

Silvia Sánchez Urite

Algo de ruido hace, de Romina Paula

Mariana…….Pilar Gamboa
Colo………..Esteban Bigliardi
Nacho……Esteban Lamothe
Vestuario: Glenda Lloyd
Espacio: Juliana Iriart, Matías Sendòn
Realización: Francisco Sacconi
Luz: Matías Sendòn
Sonido: Ignacio Bouquet
Coreografía: Manuel Attwell
Asistencia: Leandro Orellano
Dramaturgia y Dirección: Romina Paula


Miércoles a las 21 en
Espacio Callejón- Humahuaca 3759
Reservas: 4862- 1167- Entrada: $ 15- Descuento a Estudiantes y Jubilados: $10
Prensa: Pintos y Gamboa
info@pintos-gamboa.com.ar 4858- 0116 y 4858- 1153

LA COMEDIA MECÁNICA

"De esta estadística algunos dicen que es equivocada, otros dicen que es correcta, otros no dicen nada".

La paz del mundo de la mafia y del crimen se ve corrompida por la muerte de un gallo negro. Hay un grupo de mujeres en un astillero. Están vestidas con uniformes grises de trabajo, velo de novia y llevan ramos de flores rojas. Todas ellas, viudas de malhechores deciden formar un sindicato lideradas por Polly Peachum. Su objetivo es casarse (en forma multitudinaria) con Mackie Messer para formar un ejército de "Mackitos" asociado a la iglesia, a la policía, y a la prensa. Sólo así pueden perseverar los "acostumbrados modos" de sostener el poder. Mientras dicho ejército se gesta, Mackie gobierna desde un reloj y demuestra su "superioridad" tras morir y resucitar dos veces.

El homenaje de esta obra al teatro de Bertolt Brecht no sólo se vislumbra en los nombres de sus protagonistas (personajes principales de La ópera de tres centavos) o en las alusiones a Arturo Ui, sino que al igual que las puestas anteriores de El Bachín Teatro está fundamentada en el teatro épico. Tal como afirma Brecht en Escritos sobre teatro "Se intenta orientar la atención hacia las relaciones entre los procederes, hacia los procesos latentes en el seno de determinados grupos. Se da por descontada pues, una actitud científica del espectador".

Desde la primera escena un hombre-marioneta tocando el piano relata lo que sucede mientras a ambos laterales las novias y los hombres se maquillan dejando en claro que son actores. Los actores se mueven como marionetas, con movimientos quebrados y gestos exagerados. Su trabajo, iluminado por un texto en rima y distintas canciones, se conjuga con la proyección de estadísticas en tono de burla sobre los males sociales que aquejan a la Argentina y con los dibujos de Jorge Santos que a modo de cambiante escenografía potencian la acción dramática.
Es un hallazgo que en medio del transcurrir de las fechorías de Mackie Messer, una escena en la que aparentemente se satiriza a los legisladores esté dedicada a explicitar la poiesis de la obra. Es allí donde se afirma que se trata de una dramática dialéctica y que no se está haciendo catarsis, sino que se está tomando distancia.

A través del consecuente y absoluto acuerdo de la policía, la iglesia, la prensa y el pueblo (acuerdo basado en una mayoría que irónicamente se denomina democracia) se asiste al triunfo de Mackie Messer al mismo tiempo que flota la pregunta: ¿Qué habría pasado si alguien hubiera dicho "no"? Quizá, porque nadie dice "no" es que el protagonista gobierna desde el interior de un reloj y es el único capaz de morir y resucitar dos veces. Es que no importa el paso del tiempo o el cambio de personajes. Mientras nadie diga "no" los mecanismos de poder seguirán siendo los mismos. Tal es el sentido de la afirmación que se proyecta en pantalla en la última escena: "Como final, los principios".

Agostina Salvaggio.

FICHA TÉCNICA:
Presentador-Pianista: Gabriel García
Repartidor de Diarios: Federico Ramón
Maquinista- Obrero: Federico Mickevicius
Novia I: Cecilia Balaguer
Novia II Carolina Guevara
Novia III María José Ñañez
Novia IV Marisa Ianella,
Novia V Mariana Szretter
Novia VI Marina García,
Polly Peachum: Julieta Grinspan.
Mafioso: Jerónimo García
Cura: Esteban Parola
Legislador: Javier Zanón
Policía : Alfredo Aguirre
Mackie Messer: Marcos Peruyero
Guardaespaldas: Tomás Sumoulou
Diseño escenográfico: Marcos Peruyero
Diseño de Vestuario: Julieta Grinspan
Diseño de luces: Manuel Santos Iñurrieta
Realización de objetos Alfredo Aguirre
Difusión: Carolina Guevara
Asitencia técnica Jorge Tesone
Dibujos Jorge Santos
Fotografía Gastón Vera
Música original Gabriel García
Texto, dirección y puesta en escena Manuel Santos Iñurrieta.
CENTRO CULTURAL DE LA COPERACIÓN
Dirección: Corrientes 1543.
Capital Federal - Buenos Aires – Argentina
Teléfono: (011) 5077-8077
Sábados 23.00 hs.

21 mayo, 2007

LAS VIAJERASES, de Isabel Bosch

Una curiosidad: a modo de programa recibimos un glosario. Sí, es extraño escuchar la tonada y ciertas variantes léxicas dominicanas, y al mismo tiempo, todo lo que sucede es dolorosamente familiar. La obra presenta retazos de la historia de cuatro destinos: los de Yuberkis, una campesina cibaeña; Reytania, prostituta de San Cristóbal; Inés, joven de clase media y Elsa, una lavandera del sur de aquel país. Todas sueñan con encontrar una mejor vida en Buenos Aires. El largo viaje en busca de un futuro más digno termina en engaño y explotación: en las ciudad las aguarda la desventura, no la dicha. Una, despojada de su pasaporte y sus billetes, queda atrapada, a merced de cualquier abuso, sin posibilidad de salirse de una red en la que cae por ingenua. Otra es empujada también a prostituirse para mandar dinero a una familia que prefiere negar lo que sabe para no perder el sustento; la tercera escribe el dolor de la distancia y finalmente Elsa, perdida en una cuidad gigantesca, discriminadas por su edad, su poca instrucción y su raza desespera de dolor.

Las cuatro viajeras desarraigadas gritan su dignidad a través del cuerpo y la voz de la intérprete, que hace uso solamente de unas telas para transportarnos a esos cuatro pequeños mundos que no son sino uno: el de las inmigrantes vejadas y maltratadas.Ni moscas, ni hormigas, ni abejas, ellas reclaman por su derecho a vivir plenas.

Este unipersonal, fruto de la investigación que María Isabel Bosch hiciera en Argentina cuando se desempeñaba como Agregada Cultural de la Embajada Dominicana en Buenos Aires, conmueve, por un lado, por la potencia de la referencialidad directa. Es imposible no recordar las voces reales muy semejantes a éstas, de jóvenes que vienen de países vecinos y padecen estas penurias u otras semejantes: racismo, desprecio, violencia doméstica. También resuenan como eco tantas otras voces no escuchadas de quienes – sin vivir el desgarro de estar lejos de su tierra – sufren tanto la marginación como la sordera social. Todo eso se despliega en la cruda y simple expresividad de la puesta.El tránsito de un personaje a otro de una misma actriz (también Isabel Bosch) y el entrecruzamiento de las historias acentúa la idea de que no son sino gajos de una sola y que en esos cuatro relatos se sintetizan, a la vez, miles. Con la plasticidad de sus manos y su espalda, con el rico manejo de las sábanas, que adoptan la forma de distintos objetos, con la fuerza de su mirada, la intérprete se entrega con profundo compromiso personal y estético.
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Clara Ibarzábal

Dramaturgia: María Isabel Bosch, Jorge Merzari
Actúa: María Isabel Bosch Fotografía: Diego Schiavini
Diseño gráfico: Rocio Fernández Sansone
Asistencia de dirección: Diego Schiavini
Prensa: Jorge López
Dirección: María Isabel Bosch

LA RANCHERIA
Dirección: México 1152
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfono: 4382-5862
Entrada: $12,00 - viernes y sábado - 20:30 hs
maribosch@gmail.com

20 mayo, 2007

Interesante mirada sobre un asesino en serie

A priori, si pensamos en la idea de un asesino en serie que se presenta mediante extraños códigos, creemos que funcionará a la perfección como posible guión del realizador David Fincher, sobre todo si nos remontamos a sus anteriores películas: Seven o The Game. Pero una vez que terminamos de ver Zodíaco que, justamente, toma como punto de partida esa misma idea, nos sentimos sorprendidos. Principalmente porque en el film no hay ningún rastro de artilugio visual cuasi publicitario, o de excesiva manipulación en el tratamiento de los personajes y las situaciones. Hay, en cambio, una notable mirada reconstructiva sobre un hecho real, el de un asesino en serie que tuvo en vilo a la sociedad norteamericana durante el final de los ’60 y el inicio de los ’80.
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Esa congruencia estilística con el argumento del relato es abordada con absoluta sequedad en el tratamiento de la imagen, que, durante 158 minutos, se inmiscuye en las macabras intervenciones del asesino y en la vida de quienes lo investigan: dos policías, un periodista, y un caricaturista. Como particularidad del caso, el sujeto en cuestión envió cartas a diferentes diarios que incluían detalles puntuales sobre sus crímenes. Y advertían que, de no ser publicadas, aparecerían nuevas víctimas. La primera carta llegó en 1969, algunos días después de su primer asesinato. Con ese suceso comienza la película, y de allí en adelante el accionar del asesino repercutirá indirectamente en la vida de cada uno de los que siguen su rastro.
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El film comienza como un relato coral en el cual los personajes se obsesionan con la figura del asesino serial. De esa manera los descubrimos: refractariamente. A través de sus obsesiones los vemos como seres apagados, en concordancia con la opacidad del film fotografiado por Harris Savides, habitual colaborador de Gus Van Sant. Hacia la última parte toma mayor protagonismo el caricaturista, que revela a Jake Gyllenhaal como uno de los mejores actores de su generación.
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El trabajo sobre el miedo no permite efectismos en Zodíaco, pero no por eso deja de ser efectivo. Fincher deja a los episodios más impactantes fuera de campo. A medida que avanza el tiempo, el único en continuar con su obsesión es el caricaturista, quien pone en latencia la cultura el miedo de toda una nación. Cultura que desplaza el amor por su familia y su profesión misma. A esa cultura debe hacerle frente cuando, hacia el final, tiene delante suyo al posible asesino. Su calvicie y gordura se remonta a esa imagen del americano “loser” que en verdad ha generado miedo a tantos de los suyos.

Ezequiel Obregón
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Dirección: David Fincher.
Intérpretes: Jake Gyllenhaal, Mark Ruffalo, Robert Downey Jr., Anthony Edwards, Brian Cox, Elias Koteas, Chloë Sevigny, Dermot Mulroney.
Guión: James Vanderbilt, sobre los libros Zodiac y Zodiac Unmasked , de Robert Graysmith. Fotografía: Harris Savides.
Música: David Shire.
Edición: Angus Wall.

EnSinapsis los invita al teatro

Continuamos regalando entradas para espectáculos notables. En este caso, los invitamos a ver Teatro para pájaros, interesante aproximación a la fragilidad de los actores. La obra está escrita y dirigida por Daniel Veronese (El método Gronholm, Un hombre que se ahoga, Espía una mujer que se mata, Open House, entre otras). La crítica de la obra se encuentra en en el archivo de febrero.

Teatro para pájaros se puede ver los sábados a las 23.30 en el Teatro del Pueblo, Av. Roque Sáenz Peña 943. Quienes quieran obtener dos entradas, pueden enviar un mail a blogensinapsis@gmail.com.

17 mayo, 2007

Un thriller con pocas sorpresas

Mientras somos espectadores de Crimen Perfecto (¡original título local!) tenemos la sensación de que nos quedamos sentados sólo para ver la actuación de Anthony Hopkins. Si bien repite gestos y lleva durante todo el metraje ese rictus tan siniestro de su Hannibal Lecter, nos basta su enorme presencia cinematográfica para aferrarnos a esta trama endeble, cuya vuelta de tuerca final llega tarde, bien tarde.

La película comienza con el idilio extramatrimonial que viven el detective Rob y Jennifer, la sensual esposa de Ted (Hopkins). Como lo pre-anuncia ese perfecto mecanismo que pone a girar una rueda durante la presentación del film, el marido tiene una coartada perfecta para asesinar a su esposa y salir ileso. Pero las cosas no le salen tan bien, porque la mujer queda moribunda (en coma irreversible) y en este menage a trois casi-post-mortem ingresa Willy, un asistente de la fiscalía tan ambicioso como incisivo.

Ese mundillo de crímenes, juicios, y tantos puntos de giro ya nos resulta muy conocido. Lo vimos en El cuerpo del delito, Premonición, Hasta que la muerte nos separe, etc., con una gran cantidad de ejemplos fallidos. Crimen Perfecto reitera esos motivos, y comienza de manera alentadora para extender el conflicto innecesariamente hacia casi dos horas. La dureza y convicción de Willy comienza a resquebrajarse, y su ambición por poner entre rejas al asesino se torna un compromiso ético. Compromiso que empieza a esbozarse en esas interminables e inverosímiles jornadas del juicio que hacen que el suspenso decaiga notablemente.

Hacia el final, el realizador expone los argumentos que ponen en jaque a Ted, pero su mirada es tramposa. No sólo porque sus justificaciones resulten muy poco originales, sino porque el procedimiento que emplea para generar tensión es de lo más arbitrario. Allí se pone en evidencia que el director confió más en lo evidente que en lo latente, y en lo discursivo más que en la imagen. La sensación es que sobraron explicaciones y faltó cine.

Ezequiel Obregón

Crimen perfecto ("Fracture", EE.UU./2007)
Dirección: Gregory Hoblit.
Intérpretes: Anthony Hopkins, Ryan Gosling, David Strathairn, Rosamund Gardner.
Guión: Daniel Pyne y Glenn Gers.
Fotografía: Kramer Morgenthau.
Música: Mychael Danna.
Duración: 112 minutos.

ENTREVISTA A JULIO CHÁVEZ, Segunda parte

La riqueza del diálogo que mantuvimos con el actor es tan amplia que valía la pena segmentarlo y publicarlo en dos entregas. En este caso, Chávez reflexiona sobre su pasión por la enseñanza y el personaje que noche tras noche encarna en el Multiteatro. La crítica de "Yo soy mi propia mujer" realizada por Clara Ibarzábal para EnSinapsis puede encontrarse en el archivo de enero.

¿Es tu primera labor unipersonal?

Sí, es la primera vez que hago una experiencia así: sólo en el escenario. Eso genera sus miedos, sus dificultades... Es distinto a estar con un compañero y eso es algo de lo que estoy aprendiendo.

¿Qué te pasó con esta criatura, con Charlotte, cómo te fuiste acercando? ¿Viste algún material audiovisual de ella, te acercaste a ella como hizo el dramaturgo (Doug Wright) a la hora de escribir esta obra, cómo fue tu acercamiento?

Claro, hay además un documental sobre la vida de ella. Además del documental, también leí por supuesto el libro que se llama "Yo soy mi propia mujer" y también leí otros libros y vi muchos documentales, entrevistas a otras personas, gente que ha pasado la guerra, etc. Pero debo decirte que a mí ella no me sirvió como modelo. Porque una cosa es cuando vos te la imaginás y la leés; otra cosa es cuando la ves. Igualmente, es un personaje increíble, pero en su naturaleza, en su manera, no la he tomado como modelo. Y además el espectáculo no pretende presentarla a Charlotte, pretende presentar la mirada del autor sobre ella. El espectáculo no está planteado como un documental, está planteado como un espectáculo y lo que tiene absolutamente de ficción es que es la mirada de un autor hacia un rol determinado, de un objeto que ha encontrado y del cual se fascinó.

¿Qué pensás que fue lo que enamoró al autor de Charlotte?

La rareza del objeto. El objeto más raro es ella. Ella es el objeto más raro de este museo, ella es lo históricamente más complejo del tema. Porque un escritorio, o lo que fuere, es algo que finalmente uno ve, uno entiende de dónde viene y se terminó. Un ser humano como ella, tan particular...en la época de los nazis y los comunistas, que se haya dedicado toda su vida a juntar muebles, que tiene este enamoramiento con los fonógrafos, los gramófonos, este enamoramiento con una época determinada, eso es lo que al autor lo fascina como objeto peculiar, como objeto más expresivo de algo de la condición humana, que es sobrevivir, la personalidad, cada uno, las historias que cada ser humano debe abordar, sobrellevar y de la cual tiene que subsistir. Son circunstancias excepcionales: la Alemania nazi, la Alemania comunista y el hecho de que ella esté tan decidida a jugar su rol y su vida.
¿Podrías definir cuál es el tema de la obra?

Para mí, el tema central de una obra es una historia de amor que se establece entre el autor y Charlotte, es un deslumbramiento. La obra habla de un encuentro, sobre todo un encuentro que tiene el autor, porque la Charlotte von Mahlsdorf no descubre nada en el transcurso...ella es así, el que descubre algo es el autor. Lo que descubre es lo que en una carta dice: "Usted despertó en mí intereses que nunca supe que tenía". ¿Ves? Los temas de la obra son todos los temas de los que habla Charlotte: la guerra, las elecciones que un ser humano hace, la decisión sexual, la individualidad del ser humano frente a la elección de su objeto de deseo, el coraje y la duda, dado que la obra presenta un problema ético: ¿qué hace un ser humano, cuáles son los límites de un ser humano para proteger lo que él necesita proteger? ¿Está bien que haya delatado? ¿Se justifica, no se justifica?

¿Qué espacio encontrás vos en el teatro? Yo tengo entendido que también pintás. ¿Qué tipo de espacio encontrás en relación al espectador que te singulariza como actor y te otorga cosas distintas de las que te brinda la pintura?

Yo no sabría contestar exactamente esa pregunta, qué me singulariza. La creación artística es un lugar que solamente se puede desarrollar si uno está decidido a singularizarse. Es una de las grandes posibilidades que el trabajo artístico te da, la de que puedas articular tu punto de vista, o sea tu singularidad. Yo, justamente, encuentro en el espacio escénico, o en la actuación, una de las posibilidades de que mi humanidad se pueda articular y pueda desarrollarse y variar y comprender, a indagar y hacer un viaje por un aspecto de lo que es la humanidad.

¿Qué tiene Agustín Alezzo (el director de la obra) a diferencia de otros directores?

La mirada, el sentimiento, la humanidad, el cariño, lo respetuoso de su intervención, su enorme sensibilidad y capacidad para organizar lo que es un relato. No está en viejas ni en nuevas tendencias, no es un hombre tendencioso, no pertenece a ninguna corriente determinada, por más que a veces se crea que sí. Es de esos que no está preocupado por nuevas o viejas técnicas. Y no es reaccionario...ni es resentido.

¿Y hay mucha gente así en el medio, reaccionaria o resentida?

Yo encuentro que en el problema del arte y de la expresión puede producirse reacciones en lugar de afirmaciones y eso puede llevar a que hayan peleas y guerras expresivas, y tendencias que se pelean unas con las otras y mucha ignorancia para poder observar. A Alezzo no lo asusta ni el teatro realista, ni el expresionista, ni futurista ni surrealista, los "istas" y los "ismos" a él no lo preocupan. Él sabe que tiene una gran disponibilidad para asistir al artista y determinar si el material sobre el que trabaja está vivo o no lo está. Y eso no me parece que sea común.

¿Y en tu labor como docente, vos qué pretendés de tus alumnos?

Exactamente eso. Me parece que es muy importante desarrollarse lo más libre posible. Aprendo muchísimo de mis alumnos. Yo no creo que ellos aprendan de mí, yo creo que aprendemos juntos porque estamos inaugurando en cada clase un espacio de pensamiento. Aprendo mucho porque si ellos no me presentan sus ejercicios y sus trabajos, yo no tendría nada sobre lo que pensar. Y si ellos no tuviesen enfrente quien mirase, no tendríamos nada sobre lo que pensar. El taller es una espacio para abrirse a preguntas y no para encontrar respuestas. Abrirse a la experiencia de las preguntas y de la incógnita.

Ezequiel Obregón

La vida es un Cabaret

Con bastante retraso (el estreno estaba programado en marzo) y un cambio en la figura femenina, finalmente un renovado Teatro Astral levantó el telón para Cabaret. Los amantes del género musical están de parabienes. La puesta es similar a la de Sam Mendes, estrenada en Londres hace unos años, cuya música y libro llevan la firma de Joe Masteroff. John kander, y Fred Ebb.

Ambientada en Berlín, en la cercanía del ascenso de Hitler al gobierno, Cabaret es no sólo un espectáculo de gran magnitud, sino que también es una reflexión sobre el encandilamiento que produce el poder, la ignorancia como factor decisivo ante la llegada de un gobierno dictatorial, y el compromiso hacia los débiles en un contexto nefasto. En medio de ese contexto llega el escritor norteamericano Cliff, con la finalidad de escribir una novela. El ambiente no es el más propicio, y esa contradicción marca la verdadera falta de compromiso del personaje con sus propios deseos. De ambigua sexualidad, entabla una relación con Sally, una codiciada y ambiciosa cabaretera del Kit Kat Klub tan decadente como el mismo tugurio en donde seduce a los hombres.

En ese antro comienza la obra, y allí se suceden muy buenos cuadros coreográficos que, mayormente, cumplen con una de las máximas del género: canciones pegadizas y encanto visual, en las que sobresalen la presentación de Sally y el ya clásico “Money, money, money”. No obstante, Cabaret no tiene un enorme despliegue escenotécnico como otros tantos musicales, en cambio presenta una impecable puesta de luces y mucha inventiva en las coreografías, en las que el cuerpo de baile brilla. Durante la primera parte, la obra alterna episodios del cabaret con episodios de la pensión en donde se aloja Cliff. Esa alternancia no siempre está bien lograda, por momentos la extensión de la sub-trama que involucra el inicio del romance entre la dueña del cabaret y el judío que vive allí se torna excesiva. Al mismo tiempo, las dualidades entre los personajes del escritor y la cabaretera se irán pronunciando, poniendo en evidencia los duros tiempos que vendrán. En ese sentido, la aparición de los soldados nazis es tan contundente como efectiva, y dejan para la segunda parte un desarrollo de la trama mayormente político.

Salvando las distancias, esa asociación entre un espacio reducido (el cabaret) que funciona como reflejo de algo más grande (Alemania) es también visible en la dramaturgia del Brecht, sobre todo en sus obras cortas de “Terror y Miserias del Tercer Reich”. La ambientación que surge de los susurros y temores que afecta la convivencia de los habitantes de la pensión remite directamente a “La mujer judía” y a “La traición”. Es evidente que el extrañamiento brechtiano le otorga sentido a esta pieza. En ese contexto se destaca la actuación de Patricia Echegoyen, mujer adúltera que encarna a la doxa de aquellos tiempos, tan proclive al prejuicio y la ignorancia.

La fascinación promovida por los bailarines invita a reflexionar sobre la vulnerabilidad de los hombres ante el poder, y producen una analogía entre el espectáculo erógeno y las ideologías nacionalistas. Esa fascinación es encarnada magistralmente por Alejandro Paker, verdadera revelación que brilla a cada paso. Su maestro de ceremonias irá desnudando todos esos procedimientos que preanuncian el temido ascenso, y su pasaje de bufón a un Hitler grotesco es tan impactante como creíble. Alejandra Radano no termina de encontrar su criatura, quizás presionada por ese verdadero ícono del entretenimiento que es Liza Minelli, quien asumió su rol en la versión cinematográfica de Bob Fosse. No obstante, es probable que se acerque más a su personaje a medida que avance la temporada. Su magnífica voz la hace brillar en varios cuadros, en un espectáculo sumamente interesante que, pese a sus debilidades, logra imponerse en un cierre contundente.

Ezequiel Obregón


DIRECCION ARIEL DEL MASTRO.
LIBRO JOE MASTEROFF ..
MUSICA Y LETRAS JOHN KANDER, FRED EBB
INTERPRETES ALEJANDRA RADANO, ALEJANDRO PAKER, MARCELO TREPAT .
PRODUCCION CIE ARGENTINA, CANAL 13, ADRIAN SUAR
TEATRO ASTRAL / MIÉRCOLES A VIERNES: 21:00 HS – SABADOS: 20:00 Y 23:00 HS – DOMINGO: 20:00 HS.
VALOR DE LAS ENTRADAS: DE 35 A 150 PESOS.

13 mayo, 2007

El tiempo que resta

La segunda película de Ariel Rotter propone una reflexión sobre el paso del tiempo en relación al cuerpo, la paternidad, la posibilidad de cambiar y pese a ello seguir el trazo de la vida cotidiana.

Juan Desouza es un abogado de casi cincuenta años a quien su mujer le cuenta que tendrán un hijo. Por aquellos días su propio padre está enfermo, a tal punto que necesita usar pañales y que lo ayuden a bañarse. Ese primer contraste que propone el film (el comienzo de una vida, el final de otra) tendrá distintos ejes de resonancia en la imagen. Las manos que acarician la tersa piel de la esposa, el agua que moja al padre anciano, la mirada filial, la mirada amorosa. Así comienza “El otro”, y el director pone de manifiesto que su film será tan contemplativo como la percepción de Desouza, quien debe abandonar Buenos Aires para resolver unas cuestiones laborales en Victoria, Entre Ríos.

En medio del viaje su compañero de asiento muere, y Desouza decide “robarle” su nombre e inventarse una nueva identidad, incluso una nueva profesión (la de médico), para más adelante volver a cambiarse el nombre. ¿Regresión? ¿Puesta en acto de alguna disconformidad con su vida? ¿El simple delirar de un hombre que debe hacerle frente a todo con absoluta seriedad? Nunca lo sabremos, porque afortunadamente el film jamás intenta dar una explicación al respecto.

Lo que sigue es mera contemplación, que presenta la instalación de Desouza en dos hoteles, la rápida resolución del trámite encomendado, una breve y sugestiva relación que establece con la recepcionista del segundo hotel, y hasta un affaire con la viuda de un hombre al que Desouza “conoce” en su velorio.

Hubiera sido fácil ejercer sobre la imagen una presión excesiva sobre el laconismo del personaje. Incluso una maravillosa escena como el encuentro entre protagonista y una anciana que está a punto de morir pasa de la más hilarante comicidad a una bienvenida apertura emotiva. Porque Rotter concibe un guión hermético, pero ciertamente abierto al entendimiento del espectador. La mirada de Desouza nos interroga desde su inmensa libertad, esa que construye desde el devenir de su anónima vida. Para ello resultó clave el trabajo fotográfico de Marcelo Lavintán. Su encuadre pone en contraste la mirada del protagonista y la de “los otros”, que son una especie de coda del deseo de Desouza. Ellos son resonancias de las arbitrarias decisiones del abogado, y, sin saberlo, lo ponen en estado de “visibilidad”. La escena en la que Desouza despierta en el monte, saborea unos frutos, y contempla a las niñas jugando en el lago, es uno de los momentos más luminosos del film, a diferencia del resto. Casi parece un sueño, y es allí donde Chávez potencia su soberbia labor entregando una sonrisa perdurable.

Hacia el final el personaje retorna a su hogar, difícilmente sea el mismo. Quizás todo haya sido un sueño. En relación al devenir de la vida, quizás él (y con él nosotros) se haya dado cuenta que desde hace mucho tiempo antes ya estaba cambiando.

Ezequiel Obregón.

El otro
Guión y dirección: Ariel Rotter.
Intérpretes: Julio Chávez, Osvaldo Bonet, María Onetto, Inés Molina, María Ucedo y Arturo Goetz.
Fotografía: Marcelo Lavintman.
Edición: Eliane Katz.
Dirección de arte: Aili Chen.
Sonido: Martín Litmanovich.
Duración: 83 minutos.

12 mayo, 2007

LOS CHICOS DEL CORDEL, creación colectiva del Circuito Teatral Barracas

La acción – el encuentro – se inicia en la plaza Díaz Vélez, en la parte vieja del barrio de Barracas. Mientras los espectadores se reúnen, comienzan a advertir la presencia de personajes farsescos, algo caricaturizados, como el acomodador de autos, la vecina que pasea con su hija, las venidas a menos y el guía, Relicario Iglesias, ex empleado de ferrocarriles, quien va marcando las estaciones de este recorrido que culminará junto a los bajopuentes donde viven varias familias, marco potente e involuntario del espectáculo. El sonido del tren y la música de los vecinos se entremezcla en el tramo final con el canto de los actores.

Entretanto, se han ido presentando otros prototipos como el cantor de tangos, las prostitutas, la alumna que refleja un modelo perimido de educación, las solteronas venidas a menos. Expresan la caída de un barrio que conoció tiempos mejores y que siente rotos algunos vínculos que necesita recomponer. Mirándonos de frente, están los chicos del cordel, los que viven en la exclusión, los que fueron lanzados a la existencia, pero han quedado colgados, pendiendo de un hilo. Con evidente tristeza, blancos, ojerosos e intensos, piden simplemente ser mirados: ni temidos ni olvidados. La caridad no soluciona sus problemas, el aislamiento los agudiza. Ellos aparecen una y otra vez, reclamando su lugar en el teatro de la vida real.

Dos personajes llaman especialmente nuestra atención: uno, los hombres embarazados. Lo antinatural del hecho, más allá de la comicidad que genera, hace pensar - junto con otros signos explícitos - en la cantidad de niños que nacen y quedan tarde o temprano librados a su suerte, y en el "estorbo" que significan porque los adultos los rechazan como una carga indeseada. El otro: una mujer de negro, muda, que lleva a los bebés hechos de papel de diario en un carrito de supermercado, tremenda alegoría de la Muerte, de una enorme fuerza trágica.

La puesta echa mano de distintos recursos de la más genuina tradición teatral, desde el humor satírico a la caricatura, las figuras alegóricas y la música, que irrumpe para reforzar el mensaje, a modo de coro épico. Dado que es una labor colectiva, que pretende reunir a los miembros de la comunidad dejando de lado los egos, desconocemos los nombres de los actores, quienes en muchos casos sorprenden por su calidad y presencia escénica. Tantas funciones y ensayos han convertido a estos vecinos en verdaderos artistas de este teatro de impacto directo a cielo abierto, que implica el dominio de técnicas específicas para la emisión de la voz y la gestualidad.

La creatividad de la comunidad se pone en acto en este escenario que es la calle, la morada de los sin techo, el espacio cotidiano que se ama por toda la historia que anida y se transita con miedo en un hoy que no quiere perder el pasado. La propuesta es la encarnación, en "carne viva" de una idea: recuperar la capacidad creadora que todos tenemos – a cualquier edad- de modo que la imaginación engendre un sueño de vida mejor para la comunidad. "Los chicos del cordel" no se limita a ser una expresión de resistencia, sino que produce una transformación concreta en quienes hacen y en quienes participan del encuentro como espectadores. De allí, nadie se va como ha venido.

Clara Ibarzábal

Ficha técnica

"Los Calandracas" y "El Teatral Barracas" presentan su espectáculo de teatro callejero con 70 actores-vecinos en escena en un recorrido por la zona vieja de Barracas. Este espectáculo es a la gorra. Las funciones parten de la plaza de Osvaldo Cruz al 2300.

Dirección: Ricardo Talento

11 mayo, 2007

Entrevista a Julio Chávez, PRIMERA PARTE

Julio Chávez accedió a esta entrevista en medio de una temporada teatral exitosa y el galardón en la reciente edición del Festival de Cine de Berlín. Grata oportunidad para redescubrir a una de las insoslayables figuras de la actuación. En esta PRIMERA PARTE dialogaremos sobre su labor en el cine y, desde luego, su actuación en El otro, el film de Ariel Rotter recientemente estrenado.


Julio, vos hiciste mucho cine, una experiencia muy distinta a la del teatro. ¿Vivís el proceso de creación de forma distinta en estos dos medios?

La manera de “cocinarse” es diferente, y las estrategias de tiempo también lo son. Por algún motivo una misma escena se divide en cuatro partes, y cada una de ellas está filmada en nueve momentos distintos. Sólo eso hace que uno esté atento y que deba estarlo de una forma diferente a como es en el escenario. Producir algo vivo en el cine tiene sus diferencias a producir algo vivo en el teatro, la tolerancia que tiene el hecho vivo en el teatro es diferente a la tolerancia que tiene la imagen impresa. El gran relator en el teatro es el actor, en el cine el actor es un relator, pero hay muchos otros relatores. El teatro tiene una cierta autonomía y también tiene un límite: cuando se termina, se terminó esa función. En el cine, es diferente.

Sos uno de los pocos que pudo atravesar esta barrera del cine más industrial y pasar a las nuevas generaciones de realizadores. Hiciste La película del rey con Sorín. También estuviste en la película de Jusid “No toquen a la nena” y después saltaste a trabajar con directores de esto que se denominó “Nuevo Cine Argentino” como por ejemplo Rodrigo Moreno. También hiciste Un oso rojo, de Caetano, y ahora El otro. ¿Vos sentís estas nuevas miradas sobre el objeto “cine”? ¿Cómo pudiste entablar un diálogo con estos nuevos realizadores? ¿O lo viviste en forma natural?

Absolutamente natural. Yo siento etapas de la vida, o pequeños paisajes que pertenecen a un mismo viaje. Los paisajes van cambiando, o se van repitiendo de pronto. Ni me ocupo de hacer películas con nuevos pensadores, ni me ocupo de las películas... Digamos: lo que voy haciendo es lo que va apareciendo en el camino y en el camino voy eligiendo. Pero no voy eligiendo por “de dónde viene esta película”. Si hoy por hoy viniese una propuesta que me interesase de un director que no pertenece al Nuevo Cine Argentino, yo la voy a aceptar, sin lugar a dudas. Y si aparece una película de un joven director que pertenece a lo que se llama “Nuevo Cine Argentino” y a mí no me interesa, no la voy a aceptar.

¿Y a la hora de elegir un proyecto qué es determinante?

El libro y el director. Primero, el libro, porque es el único espacio de encuentro

¿Te hubiera gustado estar en Berlín en el momento en el que se te premió? ¿Fuiste a ver la película?


Sí, porque yo fui a presentar la película y llegué justo. Fui un día para presentarla y me volví. Sí, en ese momento exacto, me hubiera gustado estar ahí. Pero también me era muy placentero saber que estaba aquí y los motivos por los que estaba. Y entiendo que no se puede todo. Y entiendo que de elegir entre suspender una función y recibir el premio, elijo mil veces suspender mi presencia en el premio y seguir con mi función. Éste es un proyecto que me pertenece (lo dice por la obra “Yo soy mi propia mujer”, actualmente en cartel), la obra a la que pertenezco y es lo que estoy haciendo. Y paralelamente sabía que en Alemania se me estaba premiando ¿qué más quiero?

¿Qué es lo que te llamó la atención de El otro para hacer la película?

El libro y el director, el cuento que quería contar, el asunto sobre el que quería indagar, su intención y su naturaleza.

¿Cuáles considerás que son los temas sobre los que habla la película?

Habla del cuerpo, del paso del tiempo y de una pequeña crisis de un hombre acerca sobre la muerte la vida, y de este pasar por la vida. Un relato muy severo, pero a la vez muy sencillo.

Por último, contáme qué mirada tenés sobre la crítica. Si te interesa, si forma parte también de una expectativa de trabajo...

Mirá, yo desearía que el crítico fuera un artista. A mí me interesan mucho los ensayos sobre mi trabajo. Tal persona hace un ensayo y despliega tiempo, información, vivencias, y lo hace para meterse en lo que es la obra. Pero entiendo que eso no puede ser: hay mucho trabajo, hay muchos espectáculos... Si viene una señora y me critica bien, me pongo contento y si me critica mal, me pongo triste. Con un crítico me pasa exactamente lo mismo, ni más ni menos. Con la diferencia que viene la señora, la señora se levantará...y un crítico lo pone en un diario. Si te alegra mucho lo que puso la señora, la alegría dura veinticuatro horas. Quizás el crítico te puede destrozar y vos advertís: “Esto me gustaría discutirlo”. Pero aún así el dolor dura treinta y seis horas, no mucho más.

E.O.

ENTRADAS PARA LOS LECTORES

EnSinapsis regala a los lectores virtuales dos pares de entradas para ver DAME MORBO. Podrán encontrar la crítica en el archivo de marzo.

DAME MORBO es la última obra de José María Muscari, el irreverente y zafado director de "Catch", "Mujeres de carne podrida", "Grasa", y "Electrashock", entre muchas otras. Podrán verla en Belisario Club, Av. Corrientes 1624, todos los sábados a las 21:00.

Quienes quiera verla, les pedimos que escriban a blogensinapsis@gmail.com, y esperen nuestra respuesta.

Cómo hundirse en el sótano de la melancolía a los 30

Sobre Nadar perrito, dirigida por Andrea Garrote.

La obra empieza con una anécdota: una pareja (Roberto y Carlota) llama a una amiga común (Ingrid) para decirle que se van a separar. Él se va a vivir al sótano, y no dejará dormir a Carlota y su nuevo novio, Víctor, un crítico de películas porno. Ingrid, la amiga, se le insinúa al pobre Roberto, a Víctor, y a un tercer novio, que termina casándose con Carlota, y se convierte en el amante de su amiga...

La escena está construida sobre el lenguaje corporal y los retruécanos constantes. Las escenas se suceden en un clima grotesco, acompañadas en una gran pantalla de video que muestra la vida de Roberto, en el sótano. En las actuaciones se destacan Rafael Spregelburd -como el deprimido y terco Roberto- y la propia Andrea Garrote, directora de la obra, en el rol de la amiga confidente.

Que el sótano sea el subsuelo del escenario representa un toque de ironía. Ingrid está desesperada buscando marido, y sólo consigue un amante; Carlota no busca nada, y termina casada y con un hijo.

Los roles de Víctor y de Juan están prolijamente compuestos por Pablo Ruiz y Mariano Sayavedra. Carlota está interpretada por Pilar Gamboa, actriz recordada por su papel de vice-directora "serrucha pisos" en "Acassuso" de Spregelburd.

Cabe destacar que la escenografìa es funcional; la puesta se basa en el humor ácido del texto y en los gestos sutiles pero convincentes de Spregelburd y Garrote.

Dentro del convivio, la obra genera risas y también silencios, sin perder nunca la atención del público. Es un reflejo de la generación nacida en los 70`, la denominada Generación X (por no tener ideales ni rumbo) llevada a un desenlace cercano a la desesperación. Pese a que su es autor suizo, el texto está adaptado a usos y costumbres de la Argentina, lo que no produce ningún extrañamiento con la vida cotidiana, y se torna cercana.

Silvia Sánchez Urite

NADAR PERRITO
Autor: Reto Finger
Traducción: Rafael Spregelburd
Actores:
Rafael Spregelburd……………Roberto
Pilar Gamboa………………….Carlota
Andrea Garrote………………...Ingrid
Pablo Ruiz……………………..Víctor
Mariano Sayavedra…………… Juan
Video: Daniela Goggi
Cámara: Diego Alonso
Música original: Federico Marquestò
Diseño de luces: Pedro Plana
Dirección: Andrea Garrote
Jueves 17, 24 de mayo
Jueves 7 y 14 de junio a las 20
Instituto Goethe_ Corrientes 319
Entrada Libre

05 mayo, 2007

Interesante ópera prima sobre el universo femenino

“Las mantenidas sin sueños” es una película ambiciosa, si se entiende por ambición el haber creado en poco más de una hora y media todo un universo femenino marcado por la desprotección y la disconformidad con el mundo. Con esa ambición los realizadores Martín Desalvo y Vera Fogwill (también guionista y protagonista) produjeron momentos muy potentes y también algunos desaciertos, sobre todo en el tratamiento de los diálogos.

Florencia es una mujer marginal y drogadicta que tuvo un pasado como alumna sobresaliente. Al comienzo del film la recibe su madre (Mirta Busnelli) tras haberse realizado un nuevo aborto en un lúgubre departamento. Ella ha perdido toda conexión con el mundo, y su mínimo cable a tierra es la relación con su hija de nueve años, Eugenia, que tiene que lidiar no sólo con ella sino también con un hogar carente de luz, electricidad, y gas. Los roles se invirtieron, y por ahí anda la pobre criatura, citando autores célebres e intentando educar a su madre.

El film también apela a las realidades de otras mujeres, como la vecina de Florencia, una anciana tan enternecedora como neurótica que se vuelve cocainómana (excelente Edda Díaz); una ex compañera del secundario cuya frivolidad remite a la cultura menemista (Mía Maestro), y la abuela de Eugenia, que acaba de ser desalojada y no consigue ser contenida por su abúlico hijo (Gastón Pauls).

En el trayecto del relato cada uno de ellos, con mayor o menor suerte, aprenderá algo del otro, y los irá uniendo “más el espanto que el amor”, sobre todo cuando el film adquiere un tono más confesional. “Decidí convertirme en una inútil”, sentencia Florencia. Sus palabras suenan sinceras, no así las de su ex compañera Celina. Sus diálogos son excesivamente paródicos, y eso disminuye al personaje. Hacia el final un encuentro entre todas las mujeres y el (supuesto) padre del nuevo hijo que espera Florencia, le dará la posibilidad a Mía Maestro de lucirse más, en lo que es una de las partes mejor resueltas del film, a fuerza de una comicidad muy bien manejada y la exposición del patetismo de todos los personajes.

“Las mantenidas sin sueños” es, finalmente, un film sobre la fragilidad femenina, sobre la corrosión de los vínculos en una sociedad cada vez más distante de lo afectivo. En ese sentido, la sub-trama que involucra la búsqueda de Eugenia de su padre es convincente y conmovedora. Pese a sus desaciertos, Desalvo-Fogwill supieron darle a la película toda la empatía que hace a sus personajes tan cercanos como queribles. Sin ese acierto, su morbidez los hubiera distanciado. La banda sonora compuesta por Babsónicos –de discreta aparición- es congruente con lo que vemos y la fotografía es al comienzo oscura y luego más luminosa, metáfora de una película que se impone fotograma tras fotograma.


Ezequiel Obregón


Las mantenidas sin sueños
Duración: 92 minutos
Clasificación: Apta para mayores de 16 años
Género: Drama
Trailer: http://www.avalonproductions.es/mantenidas
Estreno: 26.04.2007
Actor: Lucía Snieg, Vera Fogwill, Mía Maestro, Gastón Pauls, Edda Díaz y Mirta Busnelli
Director: Vera Fogwill y Martín Desalvo
Director de fotografía: Nicolás Trovato
Guionista: Vera Fogwill
Montaje: Rosario Suárez
Música: Babasónicos

Spa Conceptual II de Ana Alvarado, en Anfitrión

“Qué se ha hecho de aquellos tiempos cuando el arte burgués era tradicional, y la vanguardia era una provocación”. Este es el principio del diálogo entre dos personajes ubicados en la platea, una vez que uno ya ha recorrido los diversos stands del spa.

Vemos un gurú brasileño con sus cristales -similar al que engaña al Andy Kaufmann de la película "biopic" con Jim Carey-; una silla de torturas; un “flotario”; un cono con imágenes; un aparato de ejercicios cuya pantalla cambia cada vez que pulsamos los pedales; un espejo deformante con música oriental o alemana.

Esta obra es una farsa sobre los métodos de medicina alternativa. Vemos como una licenciada en Filosofía exclama una frase sobre la quietud de los bosques. Y luego agrega la firma: "Heidegger. Grita. Sarcasmo."

Tenemos también una médica que canta en japonés con su correspondiente sombrilla. Hay una espalda que logramos ver a través de un hueco, que nos invita a adherirle frases con sopapas, (“Esto es una obra de teatro”, puse yo). Y que advierte que no se permiten golpizas. Ese mismo personaje se va a vestir luego de atleta nadadora.

Otro personaje, vestido en forma “vetusta”, narra sus desventuras psicóticas. La filósofa le cose la camisa con hilo de una planta, pero él sólo ve “negro, vacío”.
El maestro de ceremonias se va a desvestir para probar su teoría sobre los lunares cancerígenos. Luego se colocará en la camilla para asemejar una triste última postal del Che Guevara.

Los personajes van a interactuar en escena, solos, o de a pares. En un momento escuchamos el texto de un prospecto de un medicamento: “Reacciones adversas: alergia a los quelonios”. Quiere decir que desde un discurso de la vida cotidiana se disparan una serie de multiplicaciones poéticas.

Uno de los últimos cuadros muestra a la filósofa con pequeñas cajitas de acrílico donde ella señala que tiene “30 Km. de serenidad”. Luego, muestra las cajitas para píldoras con los días de la semana escritos en tamaño extra grande, que ella resignifica como horas de sueño, y tambiém de paz.

En un momento el personaje “vetusto” pregunta al público si le quieren formular una pregunta a su muñeca de plástico, que está desnuda y con una caja musical atada a su espalda. Una niña espectadora dijo: "¿ Por qué tardamos tanto en crecer?”. Tal vez la interrogación de esta obra- instalación sea complementaria; la pregunta por la búsqueda y permanencia de la juventud, y el alejamiento del dolor y de la muerte.

Pero la respuesta es una impugnación del deseo que como uno de ellos dice: “es el vacío mismo”.

Silvia Sánchez Urite.

Dramaturgia: Carla Giúdice, Carmen Kohan, Carlos Nuñez, Laura Poletti, Ivo Sifredi, Alejandro Szklar
Actuaciones: Carla Giúdice, Carmen Kohan, Carlos Nuñez, Laura Poletti, Ivo Sifredi, Alejandro Szklar
Diseño de vestuario: Ivaní Sandoval
Realización de vestuario: Ivaní Sandoval
Realización de objetos: Rosana Barcena, Alejandro Bistolfi, Laura Poletti, Ivo Sifredi, Alejandro Szklar
Realización de video: Luciana Rodríguez Dacunto
Sonido: Cecilia Candia
Fotografía: Laura Poletti, Laura Poletti, Ivo Sifredi, Alejandro Szklar
Prensa: Daniel Franco, Paula Simkin
Dirección: Ana Alvarado

TEATRO ANFITRION
Dirección: Venezuela 3340
Teléfono: 4931-2124
www.anfitrionteatro.com.ar
Entrada: $15,00 / $10,00 - sábado - 21:00 hs

Acassuso

No hay nada de malo con la caja a la italiana, con las caricaturas costumbristas, con que la gente aplauda un chiste gracioso. En un aspecto, esto es lo que parece defender Acassuso, una de las dos obras de Rafael Spregelburd actualmente en cartel en el Teatro Margarita Xirgu.

Atravesada a su vez por una sordidez desatada que emana desde la caracterización de los personajes, la construcción escenográfica del espacio y el corazón mismo de la historia, la obra oscila entre dos polos que nos ubican en algún punto extraño entre el hiperrealismo y el absurdo.

En una escuela pobre de Merlo, un grupo de mujeres –ejemplares maléficos y deliciosos del mundo docente- se conmueve y se inspira con el ejemplo de los ladrones del Banco Río, su intrépida hazaña y su gloriosa huida. Mientras tanto, continúan con sus pequeñas gestas cotidianas, ahogadas en la desesperación del acontecer escolar y las penurias del conurbano.

Sobre el escenario se muestra un espacio que sintetiza en una oficina un edificio escolar entero, cruzando escritorios dignos de todas y cada una de nuestras escuelas públicas con, por ejemplo, una pared de baño y dos inodoros, a los que se usa como asiento pero en ningún momento se alude como para explicar si están realmente en la oficina o no.

Del mismo modo, las palabras y las situaciones se suman a este efecto de síntesis y vaivén entre un humor que se apoya, por un lado, en la observación muy aguda y el retrato puntilloso y, por el otro, en la apuesta a lo ridículo y lo increíble.

Las actuaciones en la obra son desparejas. Se destacan muy especialmente la de Elisa Carricajo, en su doble papel de Marta Gregorini y la Mamá, y la de Paula Acuña, como la directora que está al frente de ese desquiciado rejunte de Martas y Susanas a la vez fotografiadas y deformadas, exacerbadas y recreadas por la dramaturgia de Rafael Spregelburd.

Pamela Brownell

Actuaciones_: Paula Acuña, Emma Rivera , Elisa Carricajo , Pilar Gamboa ,
Ideth Enright, Laura Paredes , Valeria Correa , Lula Pettigiani , Andrea Lo Tartaro , Mauricio Morando y Adrián Fondari
Producción: Corina Cruciani
Asistentes: Laura Fernández
Prensa: Duche & Zárate
Escenografía: Oscar Carballo
Vestuario y ambientación: Mónica Raiola
Luces: Matías Sendón
Fotografía: Patricia Di Pietro
Dirección: Rafael Spregelburd

COMPLEJO CULTURAL MARGARITA XIRGU
Dirección: Chacabuco 875
Teléfono: 4300 8817 / 4307 0066
www.margaritaxirgu.com/
Entrada: $25,00 / $20,00 / $15,00 - domingo - 20:30 hs